Ha iniciado la Copa Confederaciones y con ella nuevas esperanzas para el aficionado al futbol, en particular para el mexicano que está ávido de celebrar algo en estos tiempos de poca esperanza. Es una oportunidad de oro que se presenta para el representativo nacional que difícilmente se va repetir y que deberá aprovechar si quiere callarnos la boca de una vez por todas Juan Carlos Osorio.
El equipo mexicano se encuentra en un grupo hasta cierto punto cómodo, en donde ni Portugal que a pesar de haberse coronado como campeón de Europa representa en teoría mayor riesgo, amén de contar con el que dicen es el mejor jugador del mundo; ni el anfitrión Rusia es una potencia top ten; y mucho menos Nueva Zelanda que es un simple participante más.
Por lo tanto, la calificación a semifinales debería ser una obligación y en esas instancias tampoco te encontrarías con un Alemania poderoso debido a que no lleva a sus máximos exponentes y/o a un Chile que va en decadencia y parece que su punto de apogeo llego a su sitio más alto y ahora viene en sentido opuesto.
No hay excusas si se naufraga en este barco llamado Confederaciones; no hay nada, que pueda salvar de un fracaso el hecho de no calificar de mínimo a instancias de semifinales y ahí, de menos llegar a la final.
Aprovechar que no está Brasil, Argentina, Alemania en su mejor versión; es un panorama alentador pero a su vez misterioso que va a poner al equipo Mexicano una verdadera prueba del crecimiento que dicen ha tenido a nivel selecciones. Olvídense de la eliminatoria en el área más pobre a nivel mundial en cuanto a calidad futbolística se refiere (léase CONCACAF); olvídense de decir que son el “Gigante”, olvídense de decir “vamos caminando al mundial”, olvídense de una vez por todas de esa mediocridad del perdedor, del no importa le hicimos partido, de esas mentiras baratas que les venden en la televisión en donde el pensamiento de tercer mundista no deja ir más allá y siempre conformarse con migajas.
Es ahora o nunca en el que vuelva a confiar en la selección mexicana de futbol, que me callé la boca y me trague mis palabras y esta generación que se hace llamar “generación dorada” adopte el rol de protagonista con fundamentos basados en buen juego, eficacia a la hora de definir frente al marco rival y luzca en su andar por tierras soviéticas.

Oscar González López.
Ing. Electromecánico por convicción; Deportista por devoción.
@OskrelM oscarelm