Los venezolanos cierran 2017 metidos en una trampa

diciembre 14, 2017

13 de diciembre de 2017.- La MUD ha declarado que escogerá a su candidato en primarias, pero aún no define la fecha de la consulta ni se sabe quiénes podrán aspirar.

«La Venezuela de hoy está firmemente controlada por una estrecha alianza entre la Fuerza Armada y la izquierda marxista»
Las elecciones han sido secuestradas por el régimen de Maduro a través de la coacción
Las elecciones han sido secuestradas por el régimen de Maduro a través de la coacción, el chantaje y el manejo del poder electoral.EFE
@pppenaloza

Venezuela, ¿y ahora qué? Hace exactamente dos años, el cambio político parecía a la vuelta de la esquina. El régimen chavista sufría su peor derrota electoral, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) conquistaba los 2/3 de la Asamblea Nacional y la agudización de la crisis económica ponía contra la pared al mandatario Nicolás Maduro.

Ahora, el panorama es muy distinto. Maduro liquidó al Parlamento, aplastó a sangre y fuego las protestas ocurridas entre abril y julio, instaló su Asamblea Constituyente y acaba de arrasar en unos comicios regionales y municipales tachados de fraudulentos por la fracturada dirigencia opositora. Aunque la tempestad económica –caracterizada por la hiperinflación, la escasez y la devaluación – solo empeora, el viento político sopla a favor de la revolución chavista.

Pasadas las elecciones locales, la atención del país se centra en el proceso de negociación que este viernes 15 de diciembre continuarán en República Dominicana gobierno y oposición. Al margen de los otros puntos de la agenda, se espera que las partes avancen en el tema de las condiciones y garantías para unas elecciones presidenciales que ya asoman en el horizonte de 2018.

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Con la mira en la próxima batalla electoral, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) anunció que postulará a Maduro para que continúe seis años más en Miraflores. La MUD ha declarado que escogerá a su candidato en primarias, pero aún no define la fecha de la consulta ni se sabe quiénes podrán aspirar, dado que el oficialismo utiliza las inhabilitaciones para diezmar la oferta opositora.

En medio de la incertidumbre, solo algo luce seguro: la economía seguirá en caída libre, según advierten los expertos. Hasta hace muy poco, todos creían que este descalabro conduciría a un inevitable desenlace político que abriría las puertas del cambio. Hoy algunos sospechan que el régimen chavista ha encontrado la fórmula para atornillarse en el poder valiéndose del hambre y la necesidad del pueblo.

Alianza letal

“La Venezuela de hoy está firmemente controlada por una estrecha alianza entre la Fuerza Armada y la izquierda marxista”, describe el sociólogo Luis Gómez Calcaño, quien observa que el ascenso de los militares hasta niveles de “cogobierno” – conquistando recientemente la presidencia de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) con el mayor general de la Guardia Nacional, Manuel Quevedo- ha apuntalado al sucesor del difunto comandante Hugo Chávez.

El profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) subraya que “este nuevo arreglo ha permitido el éxito de Maduro en estabilizar el régimen a pesar del derrumbe económico y el descontento político de los últimos años: el compromiso de la Fuerza Armada, y especialmente de la Guardia Nacional, con la represión frente a las protestas es premiado con la garantía de impunidad ante las acusaciones y sanciones por la violación de los derechos humanos o la participación en delitos graves como el narcotráfico”.

El académico sostiene que, en este contexto, “todo opositor sabe que protestar en las calles es inútil porque no producirá el efecto que se espera, pero las actividades puramente pacíficas, institucionales y sobre todo electorales no son menos neutralizadas que las protestas. En este caso, la represión es de baja intensidad, pero igualmente efectiva”.

“Los partidos y las organizaciones civiles, actores desarmados por principios y vocación, han intentado por varios medios producir cambios pacíficos en las prácticas institucionales y no han encontrado más que fracasos cada vez más profundos; quizás faltan otros medios por probar: la desobediencia civil y la resistencia pasiva, de cuyos métodos y procedimientos pocos saben en Venezuela. Pero mientras se mantenga la alianza que refuerza mutuamente los intereses de dos actores profundamente autoritarios, pareciera que el empuje de los actores democráticos internos no será suficiente para producir un cambio democratizador”, finaliza Gómez Calcaño.