«Trump tomó la decisión correcta con Jerusalén»

diciembre 18, 2017

Por LUIS LEONEL LEÓN
Cortesia del Autor.

Tras la noticia, tanto grupos afines al radicalismo islámico como líderes de instituciones diversas, han hablado de posible aumento de la violencia árabe así como de congelación en los esfuerzos de paz en un área marcada por conflictos y polémicas

La decisión de Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel ha desatado una polémica mundial. El primer paso sería el traslado de la embajada estadounidense, actualmente en Tel Aviv, principal centro económico y financiero, hacia Jerusalén, la mayor ciudad del único Estado hebreo del mundo.

El sociólogo y politólogo Luis Fleischman está convencido de que el presidente estadounidense hizo lo correcto. “Trump envía un mensaje claro a los palestinos y los países árabes de que ya no tendrán más poderes de veto sobre Jerusalén y de que deberán cumplir de una vez por todas un papel positivo en la promoción de la paz y la reconciliación con Israel. Una política guiada por el miedo a la ira árabe, habría sido un signo de debilidad y una peligrosa y defectuosa política exterior. Trump tomó la decisión correcta con Jerusalén”, afirmó el doctor en sociología, egresado de New School for Social Research de Nueva York, bachiller en Ciencias Políticas de la Universidad de Tel Aviv.

Tras la noticia, tanto grupos afines al radicalismo islámico como líderes de instituciones diversas, han hablado de posible aumento de la violencia árabe así como de congelación en los esfuerzos de paz en un área marcada por conflictos y polémicas.

Historia y contexto

Con casi 9 millones de habitantes, la gran mayoría judíos, Israel es también morada de árabes musulmanes, cristianos, drusos y samaritanos, y otros pequeños grupos religiosos y étnicos. Enclavado en el Oriente próximo, tiene fronteras con el Líbano, Siria, Jordania, Cisjordania, Egipto y Palestina.

Ubicada entre el mar Mediterráneo y la ribera norte del mar Muerto, Jerusalén, una de las ciudades más antiguas del planeta, fue conquistada en 1967 por Israel. Según la tradición, primero fue capital del Reino de Israel y del Reino de Judá, y luego del reino franco de Jerusalén. Es la ciudad más sagrada para el judaísmo y el cristianismo, mientras que el islam la considera su tercera ciudad más sagrada, a pesar de que en el Corán, libro sagrado del islam, no se menciona a Jerusalén.

El estatus de la parte oriental de Jerusalén se encuentra aún en disputa, ya que en este sector, que incluye la Ciudad Vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981, es donde el Estado de Palestina pretende establecer su capital.

Análisis

Para Fleischman, director del Interamerican Institute for Democracy, los argumentos contrarios a la decisión de Trump “no han analizado el panorama general de la situación, ni los precedentes ya registrados en ésta compleja situación”.

“El rey Abdullah de Jordania advirtió sobre las ‘peligrosas repercusiones’ de la decisión de Trump. Mahmoud Abbas, líder de la Autoridad Nacional Palestina, advirtió sobre las consecuencias que esto podría tener sobre el proceso de paz, así como sobre la estabilidad general de la región. Por su parte Francia declaró que la cuestión de Jerusalén debería ser resuelta en un acuerdo de paz final. Algunos Demócratas y analistas de medios en los Estados Unidos expresaron preocupaciones similares. Sin embargo, el Reino Unido y El Vaticano sabiamente evitaron fuertes juicios sobre el tema”, detalla Fleischman, quien ha realizado numerosas presentaciones en el Capitolio y redactado testimonios para el Congreso de los EEUU.

Autor de una importante serie de artículos académicos y periodísticos sobre temas que van desde política exterior, seguridad nacional y democracia, hasta las dictaduras en América Latina, el radicalismo islámico y los problemas del Oriente Medio, este analista pone el fenómeno en perspectiva:

“Israel ofreció soluciones al tema de Jerusalén durante las negociaciones con los palestinos en varias ocasiones. En 2000, durante la Conferencia de Camp David, el primer ministro israelí, Ehud Barak, ofreció soberanía palestina sobre la Jerusalén árabe y también la custodia de los lugares sagrados musulmanes. Esa oferta fue de largo alcance y sin precedentes, donde Israel rompió el dogma de una Jerusalén unificada, un gesto que el presidente Bill Clinton reconoció con mucha admiración. Israel aceptó conceder territorios en Jerusalén Oriental, en la Ciudad Vieja y en el Monte del Templo. Pero el entonces líder palestino, Yasser Arafat, exigió soberanía palestina sobre toda Jerusalén Oriental, incluyendo los lugares sagrados judíos. Para defender esta posición, Arafat llegó a negar el indisputable hecho de que las ruinas del antiguo templo judío se encontraban en Jerusalén”.

Para el también asesor del Proyecto Menges del Center for Security Policy, y profesor adjunto de Sociología en la Universidad de Barry, esta negociación “no solo fracasó por intransigencia palestina, sino que culminó en una violencia de 5 años, conocida como la Segunda Intifada. Aún bajo estas circunstancias de violencia, menos de medio año después del colapso de Camp David, Israel aceptó los llamados Parámetros de Clinton, un conjunto de propuestas para una paz final entre las partes, que incluía el reconocimiento de Jerusalén Oriental como la capital del Estado palestino, cuyo territorio incluía los suburbios árabes, así como los barrios árabes de la ciudad vieja”.

Sin embargo, destaca Fleischman, Arafat “exigió nuevamente el control de la mezquita de al-Aqsa y de la totalidad del Monte del Templo. En otras palabras, Arafat exigió el control de todos los lugares santos: musulmanes, judíos cristianos, incluido el Muro de los Lamentos, el sitio más sagrado para el pueblo judío”.

“La realidad es que la insistencia en la retención del 100 por ciento de Jerusalén no parece una estrategia de negociación apropiada. Es cierto que el proceso de negociación puede comenzar desde lo irrazonable, incluso a veces desde lo absurdo. Pero lo irracional no puede proponerse tan tarde en el proceso en ninguna negociación realista donde lo que se persigue es un resultado exitoso”, advierte Fleischman y recuerda que en 2008, Ehud Olmert, primer ministro israelí, propuso nuevamente otra oferta al sucesor de Arafat, Mahmoud Abbas. La capital palestina, según esta propuesta, estaría en Jerusalén Oriental.

“Los barrios árabes serían parte del estado palestino y los barrios judíos de Israel. De ahí que Israel, los palestinos, Jordania y los Estados Unidos gobernarían conjuntamente la Ciudad Vieja y los lugares sagrados. Incluso se consideró también que los saudíes podrían ser parte de esta coadministración siempre que reconozcan al estado de Israel. Esta increíble oferta no recibió respuesta alguna de Abbas”, subrayó el autor América Latina en la Era Post Chavez, quien a la par pregunta: “¿Podemos decir realmente que no se han intentado soluciones razonables? ¿Una embajada norteamericana en Jerusalén Occidental va a cambiar una actitud palestina que ha sido negativa desde el principio? ¿Qué gesto o paso deberían tomar EEUU o Israel para satisfacer a los líderes palestinos?”.

Egipto, recuerda Fleischman, también se negó a responder al llamado del presidente Clinton para garantizar la negociación de Arafat. “Egipto abandonó todo el proceso de paz. Solo procedió a presentar resoluciones negativas sobre Israel en la ONU en nombre de los palestinos. Francia y algunos otros países europeos apoyaron una resolución de la UNESCO que negaba la conexión especial entre el Muro de los Lamentos y el pueblo judío. ¿Pero por qué Francia lo hizo? ¿Para apaciguar y agradar a la calle árabe y palestina? ¿Para evitar ataques terroristas en su suelo? Ciertamente no fue para avanzar la paz”, afirma Fleischman.

“El verdadero problema del proceso de paz no radica en la decisión de EEUU de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. Además, tal movimiento no excluye la posibilidad de un compromiso en Jerusalén Oriental. La pregunta sería si los palestinos se presentarían para esa negociación. La respuesta es no. La Autoridad Nacional Palestina es demasiado débil e ilegítima para negociar o implementar la paz. Por su parte, los países árabes no han hecho mucho para apoyar tales compromisos”, concluyó.

Posiciones ante la decisión de Trump

Luego de conocer la decisión de EEUU de reconocer Jerusalén como capital de Israel, las opiniones contrarias no se hicieron esperar. He aquí un resumen.

Israel

Para Bejamín Netanyahu, primer ministro israelí, la decisión de Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel es un “hito histórico” y ha exhortado a otros países a respaldarlo. “Estamos profundamente agradecidos al presidente por su justa y valiente decisión. Cualquier acuerdo de paz debe de incluir a Jerusalén como capital de Israel”.

Hamás

La organización palestina Hamás, que domina la Franja de Gaza desde hace una década, ha declarado que la decisión de Trump abre las puertas del “infierno” y que se trata de una “agresión flagrante contra el pueblo palestino”. El movimiento autoproclamado como yihadista, nacionalista e islámica, ha convocado a árabes y musulmanes a “perjudicar los intereses de Estados Unidos en la región” y a “rehuir a Israel”.

El papa Francisco

Con el argumento de evitar “nuevos elementos de tensión en un panorama mundial ya convulsionado”, solicitó “respetar el status quo” de Jerusalén. “Mi pensamiento está ahora con Jerusalén. En este sentido, no puedo mantener mi profunda preocupación por la situación que ha surgido en los últimos días y, al mismo tiempo, dirigir un sincero llamado para garantizar que todos se comprometan a respetar el status quo de la ciudad, de conformidad con las pertinentes resoluciones de las Naciones Unidas”, expresó el pasado miércoles el Pontífice durante su catequesis semanal. Según anunció el portavoz del Vaticano, la noche antes Jorge Mario Bergoglio había conversado telefónicamente con el presidente palestino Mahmud Abas. “Jerusalén es una ciudad única, sagrada para los judíos, cristianos y musulmanes, que en ella veneran los lugares santos de las respectivas religiones, y tiene una vocación especial por la paz”, dijo el Papa.

Irán

Alí Jamenei, líder supremo de Irán, antes de darse a conocer la decisión de Trump, había dicho que “por desesperación y debilidad quieren declarar Jerusalén como capital del régimen sionista. En la cuestión de Palestina, tienen sus manos atadas y no pueden alcanzar sus objetivos”. Cuando se hizo publica la postura de EEUU, el ministro de Relaciones Exteriores iraní condenó “seriamente” la decisión del mandatario.

Autoridad Palestina

“Jerusalén es la eterna capital del Estado de Palestina”, ha sentenciado Mahmud Abbas, líder de la Autoridad Palestina, en un discurso televisado, donde ha sostenido que Estados Unidos no puede ser un mediador en las negociaciones de paz con Israel luego de la decisión de Trump.

República Checa

En un comunicado, difundido desde Praga, el Ministerio de Exteriores de la República Checa, asegura que “antes de que se firme la paz entre Israel y Palestina”, ese país “reconoce a Jerusalén como la capital de hecho de Israel dentro de las fronteras de la línea de demarcación de 1967”, y afirma que esa ciudad sagrada será tanto capital del Estado hebreo como “del futuro Estado de Palestina.