El ‘dreamer’ Jesús Contreras: héroe y potencial deportado

enero 8, 2018

Por María Fernanda Becerra, Carolina Morales y Lizette Chaparro

Cortesia de los autores.

¡Qué ironía! Mientras el Congreso de los Estados Unidos le pasaba la pelota caliente de DACA al Senado a partir de una decisión del presidente de los Estados Unidos Donald Trump, el paramédico Jesús Contreras se dedicaba a atender a enfermos crónicos de los barrios afectados de un Houston desolado por las inundaciones que dejó el huracán Harvey. La revista People lo consideró un héroe. Era septiembre de 2017. Desde entonces, miles de jóvenes como Contreras están en peligro de perder la única iniciativa que los protege de la deportación.

Portada digital de la Revista People en el Español, la primera en destacar la historia del héroe de Houston que es también uno de los afectados de DACA. (Captura de pantalla). Portada digital de la Revista People en el Español, la primera en destacar la historia del héroe de Houston que es también uno de los afectados de DACA. (Captura de pantalla).
CORTESÍA
Cinco meses después, el grupo bipartidista de exsecretarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS en sus siglas en inglés) dio un paso trascendental y concreto para proteger de la deportación a los ‘dreamers’ casi in extremis. Según los políticos, «el Congreso necesita aprobar una ley antes del 19 de enero para dar tiempo suficiente al Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, en sus siglas en inglés) para que procese las solicitudes antes de que decenas de miles de indocumentados pierdan su protección». El tiempo apremia y en menos de dos semanas, los 788.000 soñadores, entre los que se encuentra Contreras, tendrán su nombre en una lista de potenciales indocumentados.

Es un drama colectivo conformado por millones de subtramas que los involucran a ellos, a sus familiares y a su entorno laboral y social. En estos primeros días de enero, republicanos y demócratas iniciaron un camino de posibles confluencias después de las inamovibles posiciones de los unos y los condicionamientos de los otros.

En estos momentos el Gobierno opera gracias a una prórroga temporal que cerrará el próximo 19 de enero y en el saco del cierre caerá DACA, como tema irresuelto que afecta profundamente la vida de personas que viven, estudian y trabajan en Estados Unidos desde que eran niños. Si esa prórroga no es concedida, Jesús Contreras, el héroe cotidiano de Houston perderá todos sus derechos en este país.

“Si yo soy héroe, los otros miles de dreamers también lo son”, dice Jesús Contreras, uno de los 788 mil jóvenes soñadores que entraron a Estados Unidos siendo niños. Jesús destaca en la portada de la revista People junto a otros ‘dreamers’. Su rostro y su nombre saltaron a la palestra en la edición en español que circuló en noviembre pasado.

Contreras se acogió al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), medida ejecutiva que Barack Obama interpuso en 2012 en favor de los menores de 16 años que llegaron al país junto a sus padres.

La nueva medida, además de fungir como un amparo de deportación, les permitió obtener una identificación del estado, licencia de conducir, permiso de trabajo, seguro social y seguro de salud. Jesús estaba por terminar la secundaria cuando sintió, por primera vez, la preocupación de ser un indocumentado. Sabía que ir a la Universidad podría no ser una opción para él debido a su alto costo.

Con el paso de los años, Contreras obtuvo una beca deportiva y, posteriormente, un auspicio de un patrono laboral, con ambas posibilidades pudo culminar sus estudios sin gastar más de 500 dólares, según afirma Contreras.

Se convirtió en un paramédico certificado por el estado de Texas y fue pieza clave para salvar vidas durante los seis días posteriores al paso del huracán Harvey por Houston, en agosto de 2017.

En esa ciudad vive con su madre desde los seis años, desde de que salieron de Tamaulipas, un pueblo de México de donde tuvieron que salir huyendo de una situación tóxica que acosaba a su padre.

“Crecí como los demás americanos y viví la vida que todos viven aquí”, asegura. “Le tenemos fe a Dios y creemos que nos va a cuidar y va a permitir que sigamos en este país”, dice Jesús, quien recuerda las enseñanzas que su madre le ha dado: luchar y trabajar duro para no pensar en la deportación.

Sin embargo, Jesús no contaba con que, en septiembre de 2017, la administración de Donald Trump anunciaría la decisión de poner fin al alivio migratorio. Esta noticia lo enfrenta cara a cara con un riesgo verdadero de deportación una vez que, tanto el período de acción diferida, como sus documentos de autorización de empleo (EAD, por sus siglas en inglés), expiren.

Aún le quedan 9 meses de protección, no obstante Jesús ya teme que lo saquen del país. “Estamos expuestos porque dimos al gobierno nuestros datos de dónde vivimos y trabajamos”, agrega. En el sitio web del Departamento de Seguridad Nacional reza que la información proporcionada en las peticiones de DACA no será entregada a otras agencias como el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas “a menos que el peticionario sea un riesgo a la seguridad nacional y pública”.

Frente a este posible traspaso de datos, la abogada de inmigración Diana Zapata, coincide en que solo se revelará la información de personas que hayan cometido crímenes. Pero aclara que en “la práctica, los dreamers no podrían tener ningún acto criminal a su haber, y deben estar nerviosos porque ahora bajo las nuevas regulaciones de esta administración, cualquier persona que está ilegal es prioridad”. A pesar de que las cartas no están a su favor, Jesús cree firmemente en que no hay una persona ni un político en Estados Unidos que se pueda oponer a lo que Dios ha puesto en su vida. “Quiero enseñarles a los demás estadounidenses que somos trabajadores, que pagamos taxes, que contribuimos”, argumenta.

Y aunque su sueño de ser parte del ejército no se pudo cumplir por la falta de papeles, hoy tiene una nueva meta con su reciente afición por la fotografía y la producción audiovisual. Pese a su situación de riesgo, él anhela ser parte del equipo de National Geographic. Deseo inalcanzable por ahora ya que viajar fuera del territorio estadounidense no le es posible. Los ‘dreamers’ están en todas partes.

Contreras se ha involucrado con optimismo en la lucha activa por los derechos de los dreamers y la restitución de DACA. Contreras se ha involucrado con optimismo en la lucha activa por los derechos de los dreamers y la restitución de DACA.
CORTESÍA
El mismo limitante que tiene Jesús para seguir con sus planes, es el único obstáculo que ‘Daniel’ ha enfrentado en los 15 años que tiene viviendo aquí. Este ‘dreamer’ llegó a Miami junto a sus padres y dos hermanos, quienes ahora ya son residentes de la Florida. Su hermano mayor se casó y así reclamó a sus progenitores, quienes a su vez solicitaron que el menor de 20 años sea legalizado también. Sin embargo, ‘Daniel’ –que prefiere mantener su anonimato- no tiene esa opción por ser mayor de edad. Tras educarse como parte de esta comunidad, con el patriotismo repartido por igual entre Venezuela y Estados Unidos, este joven asegura que es tan americano como cualquier nacido aquí. Resalta sus ganas de salir adelante y las de todos los ‘ilegales’- según sus propias palabras-, que en su mayoría buscan cualquier forma para estudiar, trabajar y seguir formándose.

“Merezco quedarme aquí porque soy echado pa´lante”, asevera sin titubear. ‘Daniel’ espera poder seguir su vida adulta en la ciudad que lo vio crecer y por ahora baraja dos opciones, casarse con una ciudadana o conseguir el ‘sponsorship’ de una institución bancaria cuando culmine sus estudios en Finanzas. ¿Cuáles son los recursos que tienen para legalizarse? La opción B de ‘Daniel’ no sería viable, ya que según Diana Zapata, abogada de inmigración del estado de la Florida, estos jóvenes antes del DACA vivieron sin un estatus por lo que no podrían aplicar a una visa de trabajo. Entonces, la mejor alternativa sería que un familiar residente o ciudadano lo solicite y se acojan a la Ley de los Perdones de los Estados Unidos.

Por otro lado, las esperanzas de Daniel, Jesús y todos los ‘dreamers’ se centran en el Congreso. De acuerdo con el vocero de la Coalición de Inmigrantes de la Florida, Julio Calderón, “a menos que se apruebe una política como el Dream Act, los soñadores difícilmente encontrarán una solución”. El Dream Act es un proyecto de ley que se debate en el Senado para legalizar a los jóvenes que tras la anulación del DACA quedarían desprotegidos.

Si esta ley no llegara a ser aprobada, a partir del próximo 6 de marzo, Jesús Contreras y Daniel perderían su estatus legal y con él, todos sus derechos. Una verdadera sangría del sueño americano en la que 1.400 ‘dreamers’ serían expulsados a diario.