El hombre en llamas y su intolerancia política

mayo 16, 2018

Visitar el monumental Hospicio Cabañas en la ciudad de Guadalajara, arquitectura magistral de Manuel Tolsá, nos permite conocer los 57 frescos que pintó entre 1938 y 1939 el maestro del muralismo nacido en aquella entidad federativa, José Clemente Orozco.

La sobriedad de la paleta orozquiana, mezclada con su conocimiento histórico e imaginación, dio como resultado, diversas escenas que muestran nuestro mítico pasado indígena, la conquista de Hernán Cortés, la opresión y la libertad del pueblo mexicano, todas ellas, manifestaciones artísticas que custodian la cúpula central, lugar donde se revela un hombre en llamas que trasciende a los elementos agua, tierra y aire.

Aquel hombre en llamas, nos muestra a un ser humano que flota y avanza encendido por el conocimiento, sin embargo; también parece que va enojado en busca de guerra. Esta última interpretación me recordó a miles de mexicanos, quienes, a diario, furibundamente se asoman a las redes sociales y los noticieros para recargarse de ira política, elemento que nutre su alma para encarar a todo aquel que piense distinto a él.

Siendo así, inician la mañana disparando descalificativos a diestra y siniestra en el desayuno familiar mientras su pareja, hijos, padres o hermanos optan por guardar silencio; sí van al café, de inmediato preguntan a sus amigos, ¿cuál es tu candidato?, pobres de ellos si responden preferencia distinta a la del hombre en llamas, pues al momento abren otro frente de batalla; finalmente, y para no perder el ritmo, cuando llegan al centro de trabajo replican su actitud beligerante si alguien toca temas políticos; y pobre de uno si se los topa en un evento social, pues su charla gira en torno a la crítica política, solo que su contenido adolece de razonamiento lógico.

En la escena digital, la dinámica se repite, solo que aquí se agrupan en guetos, integran contenidos en facebook, twitter e instagram y los defienden como Hamlet defendió el reino de Dinamarca, pero, además, visitan los perfiles de candidatos, dirigentes, artista o contactos que muchas veces son amigos en la vida real, todo con la finalidad de crear conflicto, ofender y asumir una postura nauseabunda y carente de buen gusto.

Parece que los nuevos hombres en llamas se apartaron de los buenos debates, pues en ellos, solo priva la réplica simplona de palabras ajenas dichas por sus ídolos, haciéndonos recordar a Octavio Paz en su libro El Mono Gramático: “andas perdido entre las repeticiones, eres una repetición entre las repeticiones, artista de las repeticiones, gran maestro de las desfiguraciones, artista de las demoliciones”, gritones de púlpito perverso dispuestos a descalificar abruptamente al otro, al de enfrente, al enemigo, y, al mismo tiempo, invocan a Tomás de Torquemada para que los dirija en su nueva santa inquisición.

¿De qué le servirá a este ciudadano intolerante que gane uno u otro candidato si persiste en repetir sus viejas manías, vicios y costumbres?, ¿acaso la bendición de un nuevo presidente de México cambiará de golpe su realidad, entorno y forma de vida?, no es permisible dejarse llevar por el canto de las sirenas, nadie hará por cada uno de nosotros nada que uno mismo no pueda hacer por transformar la realidad que nos acompaña, lo anterior, partiendo siempre de un cambio de actitud.

El lunes 2 de julio habrá terminado la contienda electoral, gane quien gane, los mexicanos bien nacidos nos seguiremos viendo de frente, pues sabemos que todos vamos a necesitar de todos, a México le sobran guerras y le falta paz; por otra parte, las políticas públicas del nuevo gobierno deberán respetar el pasado, pero sin perder la perspectiva de un futuro, en este sentido, será imprescindible que elimine lo que no sirve y preserve o mejore lo que funciona.

Concluyo citando a la pionera del fotoperiodismo social Tina Modotti, quien al juzgar la obra de José Clemente Orozco señaló: “con las cosas de Orozco sientes que puedes empezar en donde el acabó, y eso es muy satisfactorio”.

Twitter: @karloskgv