José Guadalupe Rocha Esparza
Uno de los más grandes poetas de todos los tiempos es Dante Alighieri, poeta de la esperanza. La “Divina Comedia”, gloria perdurable de la literatura universal, nos deja el mensaje de que el hombre debe explorar la intimidad de su alma, mirar a su propio corazón y levantarse sobre el pecado y la tentación para hacerse digno de la sociedad en que vive.
Los tres libros y cien cantos narran la historia de un viaje imaginario al más allá. El alma de Virgilio, símbolo de la Razón, lo acompaña a través del Infierno, lugar aterrador, lleno de “suspiros, llantos y lamentaciones”. Los hipócritas pasan vestidos de cogullas monjiles hechas de plomo dorado. Los políticos, almas atormentadas, convertidos en árboles retorcidos.
Después de atravesar un túnel ven el monte del Purgatorio. Luego el poeta oye que lo llaman por su nombre. Es Beatriz, símbolo de la Fe, quien lo acompaña al jardín del Edén, dónde súbitamente son llevados por los aires, en medio de brillante luz y música, hasta el Cielo. En su último verso nos asegura que “es el Amor el que mueve el sol y las demás estrellas”.
