Bula Matari

noviembre 30, 2020

José Guadalupe Rocha Esparza

John Rowlands, británico, huérfano de padre, abandonado por su madre, azotado en el hospicio y adoptado por el estadounidense Henry Morton Stanley, que le dio su nombre, por mote “Bula Matari”, apodo de toda su vida, cuyo significado, “quebrador de rocas”, resume el afán de su vida: África, el “Continente Negro”, que exploró y escribió durante 132 meses.

A los 38 años desembarcó a la boca del Congo, selvática y terriblemente cálida, donde reina el clima más agotador del mundo, rica en caucho, marfil y orquídeas, para comenzar su labor civilizadora y dejar huella indeleble. Enfrentó a fieras en libertad y ataque de tribus con flechas envenenadas; el paludismo, la disentería y la viruela. Cuatro mil 700 kilómetros de peligro.

Encontró al Doctor Livingstone y Emin Bajá en África Central y Sudán, de los cuales nada se sabía. Ello le ganó un puesto en el Parlamento de Inglaterra y ser nombrado “Caballero” a los 58, colmado de honores y morir 5 años después. El misterioso encanto de África lo apartó de su esposa Dorothy. En su agonía deliraba: “¡Quiero ser libre y vagar por las selvas…!”