Luminoso pincel

diciembre 4, 2020

José Guadalupe Rocha Esparza

De impetuosas y rápidas pinceladas e inagotable vena creadora fue Jacopo Comin, apodado “Jacobo Robusti” o “Tintoretto”, también llamado “El pintor relámpago” o “El furioso”, hábil para pintar de memoria una figura humana en 30 minutos, hombre de tenaz dinamismo, afilado ingenio, de lenguaje rudo y franco, el pintor más eminente de Venecia, Italia, durante 46 años.

Se estrena al exhibir “El milagro de San Marcos”, donde el santo patrono de la ciudad isleña baja del cielo para salvar del tormento a un esclavo. Su legado de 700 cuadros son en su mayoría escenas bíblicas que respiran una fe ardiente, tanto en la Iglesia de San Roque como en el Palacio Ducal, entre otros lienzos, “La Anunciación”, “La Resurrección” y “La Última Cena”.

Comercialmente pintaba retratos por encargo de navegantes, magistrados, embajadores y mercaderes, que fueron bien cobrados según el pincelazo: de oro, de plata o de hierro. Marietta y Domenico, hijos de su largo y feliz matrimonio con la rica dama Faustina de Vescovi, fueron retratista y pintor. Su autorretrato de 1573 se muestra imbuido en la sabiduría de la vejez.