Confidencialidad falaz

enero 3, 2021

Como mosquitos, que alegres y confiados desafían a la araña, nos intercambiamos secretos, confidencias, pensamientos y opiniones por SMS, e-mails, WhatsApp, Twitter, Facebook, blogs e Instagram con la creencia de que ese caudal de imágenes y palabras están a salvo en una nube digital, cuando en realidad, a modo de enjambre, estamos atrapados.

Todos los mensajes que emitimos con nuestros cacharros digitales están secuestrados y disponibles en esa telaraña, puesto que el acuerdo de secrecía es sólo ficción ante esa especie de araña peligrosa que consigue información de todas las redes sociales, algunas comprometedoras, otras estólidas, insípidas o banales, registradas en una gigantesca computadora.

Si ese ordenador mundial desapareciera por un cambio climático o fuera bombardeado, la humanidad sin memoria tendría que volver al neolítico, comenzar por la pintura rupestre e inventar al final el papel y el lápiz. Si sucediere o no, hagamos de este escaparate virtual un espacio edificante con buena ortografía, léxico proactivo e ideas amenas, ajenas a la ruindad.