La llamada

enero 20, 2021

José Guadalupe Rocha Esparza / 20 de enero de 2021.

Al repasar mi lista de contactos, aparecen nombres de amigos que han muerto, seguidos de un número de teléfono que ya nunca contestará a la llamada. Me niego a eliminarlos porque es como si volvieran a morir. Sólo si nuestro “BlackBerry”, que aún conservo como respaldo, llegase a su fin, entonces esos nombres se convertirán, quizá, en humo de la memoria.

Cada nombre contenido en la agenda me lleva a la tertulia del café, los tiempos universitarios y otros más estarán siempre unidos a las risas en distintos estados del país. Esos amigos militan ahora en el partido único de la muerte. Una noche de insomnio por la pandémica guerra de nervios o tijeretazo del desempleo, a altas horas de la madrugada, hice una prueba.

Antes de borrar de la lista el nombre de un amigo muerto me armé de valor y marqué su número de teléfono. Después de varias señales sentí que alguien levantaba el auricular al otro lado. El silencio largo y profundo que siguió a la llamada estaba lleno de cumpleaños, lágrimas, fiestas, aniversarios, placeres, desgracias, éxitos, fracasos y sonoras carcajadas.