José Guadalupe Rocha Esparza
Existe un método de salvación al alcance de cualquiera que pretenda desintoxicarse de mentiras, embustes, bellaquerías, maldades o sandeces que nos vemos obligados a deglutir cada día. Se trata de huir en busca de ese vértice del espíritu en el que los 5 sentidos corporales confluyen y se transforman en una sensación única de plenitud, dicha y bienestar.
Elija una bonita puesta de sol frente al mar, de forma que su mirada se sacie con todos los matices de la luz mientras acaricia con la yema de los dedos la copa de su licor preferido. Atienda el sonido profundo del oleaje y el ligero aroma que le trae la brisa cargada de sal. Incorpore esas sensaciones a su conciencia y después a la memoria, vía de conocimiento.
Cuando el licor fluya sobre la lengua deberá convocar un recuerdo agradable, tal vez unas palabras de amor o las risas de un verano o aquel éxito del que se sienta orgulloso. Si añade a la dulzura del licor esa memoria feliz unida a los sentidos, sentirá en la mente un placer explosivo, que por un momento le liberará de toda la pirotecnia política que nos rodea.
