Lo digital plantea nuevos retos al historiador del futuro

febrero 23, 2022

Se requiere optimizar referencias, discernir entre las fuentes y la conservación de materiales

Diana Saavedra    

Feb 21, 2022

Debido a las amplias fuentes de información, los historiadores del futuro tendrán demasiados datos a su alcance, por lo que deberán enfrentar el reto de optimizar sus referencias, aprender a discernir entre sus fuentes y la conservación de los materiales digitales, consideró Leslie Howsam, investigadora de la Universidad de Windsor.

La profesora emérita de esa entidad explicó que otro de los retos que sortearán los historiadores del futuro será lidiar con fuentes como Twitter, donde la cantidad de datos implicará que trabajen en equipo, pues deben adaptarse, como muchos lo hicieron en el pasado, cuando no existía Internet, y si se debía trabajar con periódicos la consulta se hacía a mano y pasar pliego por pliego.

“Claro que en el proceso de adaptación ya se está aprendiendo cómo lidiar con los nuevos materiales, y esto da esperanza para los historiadores del futuro. Sé que ellos lo resolverán, así como hoy se ha resuelto la adaptación a la digitalización”, comentó la experta en historia del libro, al participar en el segundo Ciclo Internacional Una Cita con la Biblioteca Nacional de México: Historia de la lectura y del libro en la pospandemia. Reflexiones sobre un porvenir incierto.

En la séptima sesión del encuentro, organizado por el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, la autora de Old books & new histories coincidió con Ann Blair (de la Universidad de Harvard), quien en su participación en este ciclo comentó que mucha de la información se pierde al momento en que se crea, dado que no se imprime y no se publica, sino que se distribuye de manera digital.

“Eso la hace más efímera, lo que lleva a preguntarnos cómo se conservará si no está publicada o impresa, cómo se va a cuidar o hacer llegar a las bibliotecas, donde están los expertos en la conservación de los materiales, y cómo se va a prevenir que sean fuentes menos efímeras y de más duración”, añadió Howsam.

En su charla, llamada “Editores y la mediación del conocimiento histórico”, dijo que para entender la historia del libro, ésta se debe estudiar como disciplina, igual que la literatura y la bibliografía.

También sugirió revisar las traducciones de textos, ya que esta área “sería muy fructífera para acompañar la historia del libro, y sería muy interesante saber qué pasa al momento en que se traslada el texto de una lengua a otra… Por ejemplo, cuando uno de mis libros fue traducido al italiano tuve contacto con el traductor, me hizo algunas preguntas y aclaró dudas; pero tengo entendido que también pasará al chino, y no tengo la menor idea sobre lo que se dice, no sé qué dirá; todo eso quedará entre las partes editoriales”.

Respecto a cómo hacer la historia más interesante para los no especialistas, la investigadora consideró que las universidades y los departamentos de historia deberían enseñar a sus estudiantes a escribir en más de un solo género, es decir, no solamente elaborar textos que pasen una revisión entre pares, sino que también eduquen a su alumnado en la elaboración de documentos creativos.

Puso el ejemplo del Departamento de Inglés en su universidad, donde se aprenden las dos vertientes: estudios y crítica literaria, además de escritura creativa.

Por esto le fascina la historia de cómo comenzaron las revistas en Inglaterra, pues en su momento los editores valoraron que debían escribir sobre lo que ocurría en el presente y conectarlo con el pasado: publicar biografías, hacer conexiones con el público y buscar qué es lo que la gente quiere leer. Por eso la investigadora sugirió que la escritura creativa sea incorporada en los programas de historia, e instituciones como la UNAM son un excelente espacio para esta labor.

Al preguntarle sobre cómo algunos textos impresos, como las enciclopedias, han caído en desuso, Howsam recordó que cuando daba clases “trataba de explicar a mis estudiantes sobre los libros de referencia, y me preguntaban para qué eran necesarios si ya existía Wikipedia. De los grandes libros y enciclopedias viene Wikipedia, si se revisan algunas entradas y se contrastan con textos de grandes enciclopedias del siglo XX, se puede ver cómo han sido casi copiados y pegados a la plataforma digital”.

La reconocida historiadora concluyó que esto la lleva a cuestionarse la naturaleza de los libros, y si es eficiente o no su incorporación al mundo digital, que en algunos casos funcionan muy bien, como las enciclopedias; pero en otras no tanto.