Pensar diferente

septiembre 11, 2022

José Guadalupe Rocha Esparza

David Foster Wallace, profesor y escritor estadounidense, decía que, en este mundo obsesionado con el éxito, la hiperproductividad, el consumo y la encarnada actitud de despreciar a quienes no son como nosotros, hace que tengamos una máscara de rabia, tanto como los animales que tragan aire para acrecentar su tamaño, mostrar los colmillos o esponjar el plumaje.

La máscara de enojo es ahora un apodo, mote, seudónimo o nickname para gritar, insultar, linchar o vociferar en las redes sociales, símbolo de ira, furia, resentimiento, cólera, fastidio, irritabilidad, hostilidad, exasperación y, tal vez en extremo, la atrofia humana de la violencia y odio patológicos, que convierte cada orilla del país en virulenta manía y contagiosa polarización.

Sin dar un consejo moral, Foster pide tener la voluntad, el esfuerzo mental, el cociente intelectual y la suficiente inteligencia emocional de pensar diferente, así como la capacidad de entender, con las emociones, al otro, porque en el agua estamos todos, que somos cientos de emociones, junto con sus mutaciones y matices. Entendámonos, reitera el maestro Foster.