30 de octubre, solemne día de fiesta para toda la nación, fecha para izar nuestra bandera a toda asta por el CXLIX aniversario del nacimiento de Francisco Ignacio Madero, hijo mayor del primogénito de don Evaristo, nieto a quien llamaba Panchito, nacido con vocación de redentor en Parras, Coahuila, formado en Saltillo, con estudios en Estados Unidos y Europa.
Caballero del espíritu, buen bailarín, místico inverso de la autoridad, gran Quijote, autor de “La sucesión presidencial en 1910”, fundador del “Centro Antirreeleccionista”, redactor del triunfante “Plan de San Luis” para combatir al régimen dictatorial del hombre astuto, falso e hipócrita, artífice de la renuncia y exilio de Porfirio Díaz en los tratados de Ciudad Juárez.
Con el apoyo mayoritario de la ciudadanía, Presidente de la República del 6 de noviembre de 1911 al 19 de febrero de 1913, un presidente demócrata en una democracia sin adjetivos, propuesto en liberar, no mandar. Ante el alevoso chacal y traidor militar, dijo: “Mejor los votos que los fusiles, señor general”. Madero trascendió y en los nuevos tiempos electorales se asoma.
