Dina Boluarte busca consensos en todo el arco político para superar la crisis y descarta convocar a elecciones

diciembre 8, 2022

Por Ramiro Pellet Lastra

La flamante presidenta se reunió con congresistas de al menos cinco bancadas para lograr acuerdos básicos; todavía no se conoce quiénes serán sus ministros.

LIMA.- Un nuevo gobierno emergió en Perú, y mientras este jueves en Lima se sucedían las reuniones en la sede presidencial entre representantes de distintas fuerzas políticas con la flamante presidenta, Dina Boluarte, surgía también la incertidumbre sobre sus capacidades para formar una administración fuerte e impulsar un verdadero renacimiento del país luego del fallido autogolpe de su predecesor, Pedro Castillo, detenido y acusado de rebelión.

Una de las primeras acciones de Boluarte el miércoles había sido llamar a una “tregua” entre las belicosas facciones políticas peruanas, y a trabajar “en unidad”, dejando de lado las querellas que hacen de las instituciones peruanas un tembladeral de inestabilidad permanente.

En una ciudad cuyas calles se ven fuertemente militarizadas, las horas transcurridas desde la asombrosa maniobra golpista de Castillo fueron dejando paso precisamente a las especulaciones sobre cómo se conformaría el gabinete de gobierno, sobre todo a quién nombraría Boluarte en el cargo clave de presidente del consejo de ministros.

Resultaba difícil de todos modos dejar atrás, para los peruanos, no solo el recuerdo del discurso golpista de Castillo, donde básicamente desmantelaba los poderes del Estado para gobernar por decreto, sino, sobre todo, la imagen su chaplinesco intento de evasión.

Castillo literalmente se escapó por la puerta de atrás del Palacio de Gobierno. Pero el vehículo que debía trasladarlo a una embajada extranjera lo trasladó, en cambio, a un punto de encuentro previamente convenido a sus espaldas con la policía, y donde el exmandatario fue detenido.

De modo que esa peripecia siguió vibrando en el aire limeño y del resto del país, así como las causas penales por las que debe responder el expresidente. Pero casi todos, salvo los nostálgicos de Castillo, sabían que lo esencial estaba adelante, con la expectativa sobre el nuevo gobierno.

Miembros de al menos cinco bancadas, incluso de la oposición de derecha, se acercaron a dialogar durante toda la jornada con la presidenta, en busca de esos consensos mínimos que reclamaba Boluarte para poder arrancar su gobierno, un comienzo que en Perú nunca, al revés de otros países, es remotamente parecido a una luna de miel.

“Hemos hablado respecto a la importancia que se apoye desde el Ejecutivo de una reforma política para poder generar los cambios de fondo que son necesarios para recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones y poder poco a poco ir levantándonos de esta crisis política, y poder generar un sistema democrático más sólido y que sea sobre todo sostenible en el tiempo”, dijo la congresista Adriana Tudela, de la agrupación opositora Avanza País, tras verse con Boluarte.

Por cierto que el primer consenso entre todas las partes ha sido la condena sin atenuantes al golpe de Castillo, por más que a unas cuadras de la sede del gobierno, en torno de una enorme plaza céntrica y sus calles aledañas, se congregaba una manifestación en favor del expresidente en medio de un férreo dispositivo de seguridad.

En ese punto Boluarte también recibió un amplio respaldo internacional, como la conversación telefónica que mantuvo con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. “Acabo de conversar con @DinaErcilia, tras su nombramiento como presidenta de Perú. El pueblo peruano y sus instituciones han sido un ejemplo de fortaleza democrática”, dijo Sánchez en Twitter.

El gobierno español condenó “firmemente” la “ruptura del orden constitucional en Perú”, celebró el posterior “restablecimiento de la normalidad democrática”.

Más allá de ese punto en común, donde confluye todo el arco político peruano, todavía no trascienden otros puntos de partida. Por ejemplo, no está claro todavía si el gobierno de Boluarte seguirá hasta 2026, como ella misma dijo en una primera instancia, completando así el período constitucional comenzado en 2021 por Castillo, o si se hará un llamado a elecciones adelantadas.

“Dina Boluarte no está obligada a convocar a elecciones. La Constitución, en el artículo 115º, establece la sucesión presidencial; habiendo vacado o dejado el cargo el presidente de la República, quien asume es la primera vicepresidenta; ella asume, no tiene por qué renunciar. El tema clave está ahora en el nombramiento del primer gabinete que va a tener. Veremos qué ocurre, ahí se va a revelar de qué ancha base estamos hablando, quiénes estarán en las carteras para ver cuál es el perfil y la orientación que le va a dar al gobierno de cara al inversionista y al país”, dijo el constitucionalista Carlos Hakansson.

Walter Gutiérrez, exdefensor del pueblo, dijo por su parte que “los integrantes del nuevo gabinete tienen que ser gente con trayectoria, que haya acreditado cierto compromiso con el país, honrada y eficiente, que es un prerrequisito en el Estado que está diseñado para atender servicios públicos y materializar derechos”.

En sucesivas ruedas de prensa, los políticos que salían de las reuniones con Boluarte subrayaron la necesidad, en efecto, de contar con un gabinete de gente que conozca su materia, algo que parece obvio pero que no existió en el gobierno anterior, donde desfilaron 60 ministros.

Y eso para poner el país de pie, un país que en materia económica, como dijo el exministro de Economía David Tuesta, “la presidencia de Castillo deja un ámbito muy desolador en lo que significan las perspectivas a mediano y largo plazo. Si tenemos en cuenta el cierre negativo que va a tener la inversión privada, que es la fundamental fuente de generación de empleos, y que no había buenas expectativas tampoco respecto a la inversión pública, entonces todo aquello que es clave para el crecimiento a largo plazo, beneficios concretos, oportunidades de empleo, estaba colapsado”.