Conciencia colectiva III

noviembre 22, 2021

Ignacio Ovalle comienza el segundo capítulo de su ensayo “Evolución de la conciencia, con una cita de Shakespeare: “Cuando nos hallamos a mal con la fortuna, hacemos culpables de nuestras desgracias al Sol y a la Luna, como si fuéramos villanos por necesidad, locos por compulsión celeste”. Luego plantea el maestro un enigma crucial: ¿El ser humano es libre, o no?

Dice que ese libre albedrío se mueve en una infinita red de influjos que acotan nuestro comportamiento, redactando una magistral exégesis de autores como Laplace, Freud, Jung, Reich, Rolf, Skinner, Pávlov, Frankl, Nietzsche y Fromm. Afirma que nuestra mente y cuerpo, es un almacén de reliquias, activas y poderosas, que condicionan nuestra conducta.

Concluye que la dimensión moral se levanta sobre un trípode: conciencia, libertad y responsabilidad. Afirma que siempre buscamos algo superior a nosotros, capaz de inspirar, admirar, asombrarse, respetarse e incluso reverenciarse, que nos confiera sentido y esplendor. Termina: “Atarse a impulsos primarios o volverse esclavo de los instintos es solo libertinaje”.