Amorosa espera

noviembre 23, 2020

José Guadalupe Rocha Esparza

Sucedió en San Blas, ciudad y puerto de Nayarit, de cara al océano Pacífico. Rebeca Méndez Jiménez, entonces de 28 años, despidió junto al “barco”, en el muelle del mismo nombre, a su prometido Manuel, el miércoles 13 de octubre de 1971, de oficio pescador, con quien se casaría el domingo siguiente. “Ella despidió a su amor”. “El juró que volvería”.

El huracán “Priscilla”, que impactó esa misma noche la Riviera Nayarit, con vientos de 75 kilómetros por hora, cambió la historia de este amor. La embarcación zozobró en altamar y la novia, “empapada en llanto”, “juró que esperaría”. “Pasaron miles de luna”; “muchas tardes se anidaron”. “Y sola quedó en el olvido, sola con su amor en el mar en el muelle de San Blas”.

Pasó 41 años enraizada en el muelle, vestida de novia, esperando su retorno. Algunos la llamaban “la loca”, renombrada por su trágica historia. La banda de pop rock “Maná” la homenajeó en la canción “En el muelle de San Blas” y recordada con una escultura en el paseo turístico de Aticama. Dice Sabines que los amorosos esperan, no esperan nada, pero esperan.