En tiempos de gansos, El Pato busca la alcaldía de Río Bravo.

septiembre 25, 2020

La fiebre de la política llegó temprano a Tamaulipas, a juzgar por la gran cantidad de personas que empiezan a alzar las manitas para ser tomados en cuenta como candidatos, en diferentes municipios.

Patricio Garza Tapia es un joven riobravense a quien sus familiares y amigos llaman Pato, acrónimo o contracción de su nombre de pila, quien heredó de su padre del mismo nombre, la adicción a la cosa pública.

Pato padre fue director de Obras Públicas en el gobierno municipal de Jorge Cárdenas Garza (1990-1992) pero su carrera fue truncada porque Juan Antonio Guajardo Anzaldúa le ganó al PRI la presidencia municipal riobravense, con la bandera del PAN.

Vueltas que da la vida, Pato hijo se convirtió con el tiempo en secretario particular de Juan Antonio Guajardo (dos veces presidente municipal), luego se fue al PT y coordinó la campaña de Juan Diego Guajardo a presidente municipal, lo hace ganar y se desempeñó como su secretario particular.

Bueno, pues ahora Patricio Garza Tapia se destapó en Río Bravo como aspirante a la nominación del PT para ir por la presidencia municipal. El mismo anunció su pretensión, en un video-mensaje.

Sin entrar en detalles, el joven político petista descalifica la gestión del edil saliente Carlos Ulivarri López, al estimar urgente el establecimiento en el gobierno municipal, de valores como la eficiencia, la transparencia, la rendición de cuentas, la austeridad.

El asunto es serio porque estuvo presente en el destape, uno de los coordinadores estatales del PT, el ex diputado local Arcenio (así lo escribe él) Ortega Lozano.

Pero también se hizo acompañar por Miguel Angel Almaraz Maldonado y Rolando Aguilar Anzaldúas, ex candidatos del PRD, así como por Anwar Alejandro Vivián Peralta, periodista, ex regidor, Ramiro Barrón, Juan López González y el regidor de Reynosa Juan González Lozano.

También en Nuevo Laredo se soltaron los demonios políticos, pues el ingeniero Ramón Garza Barrios busca conseguir que su compadre Rogelio Soto Quiroz sea el candidato de MORENA a presidente municipal.

En la elección anterior, Ramón fue el candidato y Rogelio, su suplente, y obtuvieron 40 mil votos, más menos. Con siete mil votos más, hubieran ganado el derecho de despachar en el palacio municipal.

Enrique Rivas Cuéllar por poco y se queda en el camino, pero la mapachería azul que entonces no era delito grave, intervino para rescatarlo de la derrota.

Los observadores dan por descontado que ahora el PAN será aplastado en Nuevo Laredo, debido a que Rivas es una total decepción como primera autoridad, tal como ocurre en Victoria con Xicoténcatl González Uresti y Carlos Ulivarri López en Río Bravo.

MORENA se vislumbra como la solución para todos los males de esa martirizada ciudad, del mismo modo que Carmen Lilia Cantúrosas Villarreal es la candidata natural, habida cuenta que Garza Barrios y su compadre ya tuvieron su oportunidad.

En Ciudad Victoria también hay acelerados. Eduardo Gattas Báez quiere repetir como abanderado de MORENA, en la seguridad de que esta vez sí barrerá con los competidores.

Gattas tiene muchos años en campaña y no ha dejado de visitar colonias, conversar con los ciudadanos, repartirles apoyos. Ya se la deben. Pero primero deberá conseguir que MORENA vuelva a seleccionarlo, porque hay baraja nueva.

El médico Felipe Garza Narváez no está afiliado al partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, pero firmó en su presencia, un documento-testimonio de adhesión al proyecto de la Cuarta Transformación.

Felipe puede ser convocado por MORENA para que sea su candidato victorense, porque se trata de un político profesional, tres veces diputado local, conocido en todo el Estado, garantía de éxito electoral.

Los ciudadanos de la capital de Tamaulipas no quieren saber nada que tenga qué ver con el PAN, pues el gobierno municipal de ese sello es un fracaso de dimensión nacional, habiendo sido declarado Xicoténcatl González Uresti, como el peor presidente municipal de todo México.

Pero volvamos a Río Bravo, con Patricio Garza Tapia. El joven político se declara contrariado por la distribución del gasto del presupuesto anual del municipio, de 364 millones, 900 mil pesos.

De esa fortuna, el actual munícipe usa sólo el 16 por ciento (59 millones) en inversiones públicas. Servicios generales absorbe 135 millones de pesos y el resto se dilapida en otros rubros.

Reprocha El Pato Garza que no exista transparencia en el gasto porque son solo datos generales, abstractos, sin detalle. Pero además, no hay eficiencia ni austeridad y eso habla mal del desempeño de Carlos Ulivarri López.

Patricia Garza Tapia se ha propuesto aglutinar en torno de su proyecto político, a personajes de diferentes estratos sociales, que pertenezcan a partidos diferentes o que sean ciudadanos apartidistas.

Quiere crear una plataforma sólida, formidable, granítica, desde la cual emplazar al gobierno municipal saliente a rendir cuentas de estos casi dos años de su administración, sobre todo, en lo que se refiere al manejo de los recursos económicos.

Por supuesto, esta inquietud se sustenta en un proyecto que buscará conquistar el voto popular para ejercer un gobierno democrático, incluyente, que responda a las necesidades de la gente y resuelva viejas demandas arrumbadas.

En Reynosa, todos los diputados locales del PAN están afiebrados por la compulsión de ser presidente municipal, pero Javier Garza de Coss y Alberto Lara Bazaldúa son los más empecinados, y gastan mucho dinero en proselitismo.

Rigoberto Ramos Ordóñez, de MORENA, anda en las mismas, pero sin dar espectáculos poco edificantes como los que hacen los panistas. Este empresario reparte despensas, comida caliente, tinacos, llenado de tanques de gas de uso doméstico, entre familias vulnerables.

De hecho, INE e IETAM instalaron formalmente los respectivos procesos de renovación de autoridades, ya existe un calendario de actividades y estos actores políticos podrían incurrir en la figura de actos anticipados de campaña.

Pero nada los detiene, porque saben que estas oportunidades se dan una vez cada tres años y no quieren perder el tiempo.