Yardena Goldberg cautivó en el Museo Torres Bicentenario

julio 8, 2018

-El trazo de la artista plástica, mexiquense por adopción, fue exhibido en el importante recinto de mayo a julio

Clausurada el pasado en el Museo Torres Bicentenario de Toluca su muestra Del dicho al hecho un trazo he hecho, conformada por 25 obras de mediano y gran formato, llevó a sus visitantes a reconocer hasta los más pequeños detalles cotidianos reflejados en su narrativa pictórica, con una sorprendente visión fresca de nuestro México.

Para la artista es muy satisfactorio que su obra fue exhibida en tierras mexiquenses, ya que muchas veces la centralizada actividad cultural no permea en otros estados y ciudades, por lo que asegura sentirse honrada al haber sido invitada a exponer en la ciudad de Toluca, lo que le ha permitido establecer contacto con el público de la entidad y las autoridades culturales de esa tierra de grandes artistas.


Yardena es una artista plástica de gran trayectoria, que se encuentra en permanente búsqueda de comunicar, a través de sus imágenes, para lograr una narrativa en sí misma. En cada una de sus obras establece una historia que concluye con sugerentes títulos en sus lienzos, que nos transmiten las sensaciones y colores vivos, inspirados en la vida cotidiana de las calles de la Ciudad de México, sus mercados y su gente, y su lenguaje coloquial, que manifiestan las raices de su mexicanidad.

Su obra nace en la época de “rompimientos” o “rupturas”, cuando el lienzo se ve rebasado en sus dimensiones mediante el desgarre, creando fuertes juegos visuales ataviados de expresividad. Al conocer sus pinturas se perciben distintas épocas, comenzando con una “obscura” dominada por atmósferas de colores basados en azul, marino, negro, café y rojo.

La colección que se presentó en el Museo Torre Bicentenario de Toluca, nos muestra una explosión de ideas festivas acumuladas en la vida de su autora, sobrecogen al alma y se cobijan en la sutileza de las formas y colores que les dan razón de ser, reflejando la ironía del mexicano; la risa y el desparpajo; el doble sentido de nuestro lenguaje; el basilón y el sarcasmo comedido, con el que se vive por medio de los refranes, dichos y frases coloquiales, representando una caracterización pictórica, aunada a la salvaguarda de la lengua española y de los colores que nos representan como nación.

Las obras inivitan al espectador a reconocer hasta los más pequeños detalles cotidianos que se utilizan en su narrativa pictórica. La madurez de su oficio le da esa libertad.

La obra de Yardena armoniza la herencia cromática de nuestro país, dominando las técnicas de los grandes maestros del Renacimiento, cuya influencia llegó a permearse en los primeros artistas novohispanos, dando posteriormente origen a la pintura del México Independiente. Tales como el uso del huevo para temple, empleo de pigmentos naturales, aceites y otros materiales, para impulsarnos a la brillantez de los colores, las luces y sus sombras, definiendo su estilo con elementos y materiales, como los pigmentos oriundos de su tierra mexicana.

Con una apasionada vocación de comunicarse, Yardena se encuentra en permanente búsqueda a través de sus imágenes, formas, colores y texturas, para ofrecer una narrativa en sí misma en cada una de sus obras, y establece una historia que concluye con sugerentes títulos de sus lienzos, a través de sus colores vivos, observados en la vida cotidiana de las calles de su ciudad natal, de los mercados y de su gente, de su lenguaje coloquial, que manifiestan sin duda, las raices de su mexicanidad, creando su propia narrativa pictórica.

Al conocer sus pinturas en retrospectiva, se perciben distintas épocas, de una época obscura denominada por atmósferas de colores basados en azul, marino, negro, café y rojo, a una obra que nace en la época de rompimientos o rupturas, en donde el lienzo se ve rebasado en sus dimensiones, mediante el desgarre, creando fuertes juegos visuales, ataviados de expresividad.

La colección presentada en el Museo Torre Bicentenario de Toluca nos muestra una explosión de ideas festivas que sobrecogen al alma, las cuales se cobijan en la sutileza de las formas y colores a lo que le dan razón de ser, las que transmiten sensaciones percibidas a lo largo de su existencia.

Estas ideas reflejan la ironía del mexicano, la risa y el desparpajo, el doble sentido de nuestro lenjuaje, el vacilón y el sarcasmo comedido, con el que se vive, por medio de los refránes, dichos y frases coloquiales, representados en una caracterización pictórica, aunado a la salvaguarda del lenguaje español y los colores que representan a su querido México.

Convive con su niña interna y se deja acompañar por ella en cada uno de sus personajes, entablando una charla amena y elocuente, y percibe sus propias risas que hoy le traen divertidos recuerdos de aquellas travesuras infantiles que hoy se plasman en su obra.

La artista tiene entre sus proyectos más importantes, continuar trabajando en su obra con lo narrativo de nuestro México y el lenguaje popular como centro. Ha encontrado un venero creativo de grandes potencialidades. También continuará esa búsqueda incesable en el perfeccionamiento de su técnica y estilo.