El debate equis…
J. Eleazar de Ávila…
Llamémosle condición humana o ponga usted otro adjetivo, sin embargo, es evidente que en los últimos siete días la sociedad se partió en dos. Una grande, enorme, vigorosa, solidaria; y una menor, la de quienes usan el dolor y la muerte para medrar políticamente.
El sismo, nos llevó a confrontar nuestra fortaleza y en menor grado, la miseria humana, la avaricia y las ganas de notoriedad fácil. Entereza de un pueblo que vibra a favor de los necesitados, los que perdieron amigos, familiares, propiedades.
Los menos y censurables, los hijos de la patria que hacen memes, burlas, ironías, escándalos donde no los hay y hasta realidades oscuras, donde todo está claro. México jamás será igual tras el 19 de septiembre y sus efectos impredecibles cobrarán facturas.
Que hay competencia entre quienes ayudan, es una realidad; que muchos están filtrando víveres y apoyos, que tantos buscan evadir impuestos, también; que otros regalan lo que han construido a costa de nuestras necesidad. ¿Y?
Que ha llegado ayuda del diablo, que la sociedad ha rebasado el gobierno, a las instituciones y a los partidos políticos, que la farándula saca ventaja, que los medios catalizan para su beneficio cada imagen. ¿Y?
Que pocos son los gobiernos extranjeros que son solidarios, que Trump es una vasca insensible, que Peña difícilmente sobrevirá, que los partidos se mueven picados por una garrocha popular. ¿Y?
Que hay culpables, que muchos son los permisos emitidos para edificar donde no se debió permitir; que no hay programas de desalojo de la CDMX, que no les importó el futuro, que cada gobierno, en cada color, morenos, tricolores, azules y amarillos son voraces negociantes de la vida popular. ¿Y?
Que el mundo en su movilidad interna nos brinda la oportunidad de mejorar nuestra patria, que la lección de vida debe protegerse de nuevas y perversas manipulaciones, cierto también.
1.- Sería terrible y de suicidio que los congresos, la sociedad, el poder ejecutivo y el judicial no se transformaran tras los hechos. Hoy como nunca aplicar la ley, hacer efectivos los pasivos de justicia.
2.- Que miles son los edificios que deben ser retirados de la zona urbana de la CDMX y que alguien tiene que empezar con esta labor muy a pesar de la necedad humana.
3.- Que deben existir programas de exilio para quienes radican en la capital y que se quedan, solo por necesidad de sobrevivencia. Conozco a cientos que estarían en la paz de provincia.
– Sobrevivamos pues a la depredación política, pero también a nuestras propias condiciones de pasividad. Que la energía y solidaridad empuje al sistema para que, sin quebrarlo, logremos una mejor vida.
Para nuestras familias, nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestro entorno. Nadie nos va ayudar de no hacer por nosotros mismos, la parte que nos toca.
“El que no valora la vida no se la merece”: Davinci.
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