CDMX. 7 de octubre de 2017.- “¡Quién iba a pensar que en 1916 las mujeres lucharan por su derecho a la educación y al voto, y en 2017, 101 años después, por su seguridad, su integridad corporal, su dignidad personal y su vida! El panorama no es halagüeño pero en nuestras manos está transformarlo”, afirmó el Ministro Luis María Aguilar Morales, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), en el Senado de la República.
Durante la inauguración del Seminario Mujeres en el Siglo XXI, Perspectivas y Desafíos, el Ministro Presidente resaltó que se tiene claro que, a diferencia de otro tipo de violencia, la que sufren las mujeres se da por el simple hecho de ser mujeres.
Apuntó que si se comparan los homicidios con los feminicidios, los primeros se dan con más frecuencia en espacios públicos, los segundos tanto en espacios públicos como en el hogar.
“Atendiendo a los porcentajes más altos, los hombres pierden la vida por arma de fuego, las mujeres son estranguladas después de ser abusadas sexualmente. Hay un tema de fuerza física y sentido de apropiación que marca diferencias”.
En el Auditorio Octavio Paz del Senado de la República, advirtió que no hay que menospreciar el acoso como forma de violencia, porque, desde ahí, se puede percibir que alguien se siente con el derecho de rebasar límites, de no ver a la mujer como sujeto con dignidad, sino como objeto susceptible de agredir.
Ante el Senador Ernesto Cordero Arroyo; Presidente de la Cámara de Senadores; Magistrado Carlos Chaurand Arzate, Presidente del Tribunal Federal de Justicia Administrativa; Magistrada Magda Zulema Mosri Gutiérrez, Presidenta de la Segunda Sección del Tribunal Federal de Justicia Administrativa y las Senadoras Diva Hadamira Gastélum Bajo y Yolanda de la Torre, Presidenta e integrante de la Comisión para la Igualdad de Género del Senado de la República, respectivamente; expuso que si las mujeres han sufrido discriminación histórica, ésta se agrava si pensamos en la mujer indígena, la mujer migrante, la mujer pobre, la adulta mayor, o aquella con alguna discapacidad.
Manifestó que esta violencia, que se ha calificado de estructural, tiene que ser eliminada con la acción conjunta de todos y todas, de todas las instituciones y todas las personas,
Aseveró que es mucho lo que falta por avanzar en esta materia, pero más que intentar repartir culpas hay que fijar responsabilidades claras y actuar con estrategias eficientes y disuasivas, es indispensable determinar qué le toca a cada quien y desde dónde.
El Ministro Presidente señaló que en el Poder Judicial de la Federación se ha combatido frontalmente y sin condescendencias esta forma de violencia, sancionando conforme a la ley a quienes la ejercen y “he propiciado una reforma legal, que estará en sus manos, para precisar la forma de luchar contra este flagelo”.
“La responsabilidad que corresponde al Poder Judicial la asumimos con total responsabilidad y conciencia de la gravedad del tema; nuestro trabajo debe ser diario, sistemático y comprometido”.
El Ministro Aguilar Morales reiteró que hoy es necesario e inaplazable que definamos con total claridad los retos que aún tenemos en el Siglo XXI -cuando ya transcurre buena parte de la segunda década-.
Destacó que una de las lecciones aprendidas es que la plena igualdad no va a conseguirse esperando la evolución natural de los sucesos, a ver si pasan las cosas solitas, sino que hacen faltan acciones concretas y efectivas para acelerarla y mucho más trabajo interdisciplinario.
Externó su alegría de que el primer panel sea sobre el trabajo doméstico, el cual, dijo, ha estado invisibilizado, minusvalorado, menospreciado y, quienes lo realizan, por ser también mujeres pobres, a veces indígenas o a veces migrantes, son objeto de infinidad de abusos por quienes las contratan.
“Las trabajadoras del hogar, preponderantemente mujeres, son un grupo que no ha logrado alcanzar, pese al activismo creciente y el eco en diversas instancias, el pleno reconocimiento y respeto de sus derechos”.
El Ministro Presidente advirtió que nuestro país no ha firmado ni ratificado el Convenio 189 de la OIT del 16 de junio del 2011, en vigor desde el 5 de septiembre de 2013 sobre el trabajo doméstico y que ya ha sido suscrito por 24 países, 13 de ellos latinoamericanos.
Hizo hincapié que en tanto se ratifica, será tarea del Poder Judicial interpretar, de conformidad con los principios que en materia de derechos humanos consagra la Constitución.
Enfatizó que paradójicamente e injustificadamente en el PJF hasta bien entrado el Siglo XX, apenas a principio de los años ochenta, las mujeres no eran designadas como juezas, con la bárbara opinión de que no tendrían la serenidad emocional para desempeñarse y descuidarían sus tareas en casa.
“Desde luego eso no existe ya ni por asomo en la actualidad, cualquier persona, hombre o mujer, puede aspirar a ocupar el cargo de Jueza de Distrito o Magistrada de Circuito, basta participar en los concursos de oposición que se convocan y que se miden por la preparación, la capacidad jurídica y la experiencia que requiere la ley para ser designadas”.
Mencionó que si para 1979 no había más que 3 juezas, ahora ya se cuenta con 132, mientras que ya son 160 las Magistradas de Circuito, o sea 292 juzgadoras federales, las que son adscritas sin restricción ni discriminación a cualquiera de las materias del conocimiento de los juzgadores federales. “Y, afortunadamente, estamos viendo un creciente interés de las propias mujeres por participar y alcanzar el cargo de juzgadoras”.
Expuso que otro tema que se abordará en el Seminario será el de la participación política de las mujeres, del cual señaló se ha avanzado mucho pero no ha sido suficiente.
“Todavía queda el resabio de marcar el ámbito público para los hombres y el privado para las mujeres. Todo parecía apuntar a que de manera paulatina se iba a ir incrementando el número de mujeres en puestos públicos y de elección popular, pero no ha sido así. Ha habido una subrepresentación histórica que ha sido necesario modificar. Hubo que recurrir primero a las cuotas y luego fijar la paridad”.
Muchas candidatas son objeto de denostación, “y lo hemos visto en los noticieros, por razones que jamás se tendrían en cuenta tratándose de un hombre”, relató.
Puntualizó que el tema es de hoy, por lo que, expuso, no solo es necesario reforzar el derecho a ser votadas, sino evitar estereotipos de género que llevan una competencia desleal.
“Ustedes en lo personal han roto el techo de cristal. Y, con ello, indudablemente ustedes han abierto caminos. Ustedes son, sin duda, referente para otras mujeres. Han trabajado sus dobles jornadas y se han mantenido firmes en el objetivo de alcanzar”, les dijo.
Manifestó que en él tienen y tendrán siempre un aliado. “No solo porque de esa manera honro la memoria de mi abuela, sino porque en mi desempeño diario me ha tocado conocer y resolver muchos asuntos en los que a través del trabajo jurisdiccional podemos marcar la diferencia y fijar rutas de interpretación que abran nuevos derroteros y seguro estarán orgullosas mi esposa, mis hermanas, mis tres hijas y mis dos ya adultas nietas”.
Debimos llegar al Siglo XXI con mejores cuentas para las mujeres; con mejores garantías para el ejercicio de sus derechos y no fue así, reconoció.
“Eso nos impulsa para seguir trabajando en puntos muy claros y definidos, en especial para nosotros los jueces protectores de derechos, como es el acceso a la justicia, mecanismo de garantía de exigibilidad de los demás derechos”, concluyó.