9 de Noviembre del 2018.-Ese alto el fuego no se ha consolidado solo en el terreno sino también en el nivel político. No obstante, mantener su éxito en la capital es crucial, ya que puede servir de ejemplo al resto del país. Otros desafíos son las cárceles que se han convertido en incubadoras de grupos terroristas.
Tras el acuerdo de alto el fuego firmado el pasado mes de septiembre entre las milicias que combatían en los alrededores de Tripoli “se ha buscado transformar un desafío en una oportunidad,” afirmó este miércoles en el Consejo de Seguridad el representante especial y jefe de la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL).
Ghassan Salamé afirmó que desde ese momento se ha logrado consolidar el alto el fuego, tanto sobre el terreno como a nivel político, con el objetivo de minimizar la probabilidad de que se produjera otra crisis similar.
Entre las medidas, acordadas se formuló un plan de seguridad global para la capital del país que cuenta con el apoyo del consejo Presidencial de Libia, un órgano que asume las funciones de jefatura de Estado en Libia.
“De cara al futuro, la ciudad debe ser protegida por fuerzas policiales ordinarias. El éxito en la capital es crucial, no sólo porque alberga a la mayoría de las instituciones gubernamentales y al 30 por ciento de la población, sino también porque lo que funciona en Trípoli puede ser un modelo queseguir en otras ciudades del país”, dijo.
El jefe de la misión de la ONU en Libia señaló que una de las razones del conflicto es las terribles condiciones en las prisiones, donde cientos de libios y extranjeros permanecen detenidos ilegalmente y usados para obtener rescates.
“Algunas cárceles se han convertido en incubadoras de ideología extremista y grupos terroristas. Si bien la crisis provocó la emisión de un decreto que ordenaba al poder judicial revisar los expedientes de los miles de presos que languidecen en la cárcel, sólo 255 han sido puestos en libertad. Este proceso ha de acelerarse y los grupos armados deben restituir el control de los centros de detención a las autoridades”.
Igualmente, pidió el cierre de los centros penitenciarios “que se han convertido en empresas privadas con fines de lucro operadas por grupos armados bajo la cobertura del Estado”.
Fin a la impunidad
Salamé recalcó que ha de terminar la impunidad en Libia donde se producen asaltos a hospitales y al personal médico, y también se extorsiona a las instituciones financieras y a las mujeres que esperan recibir servicios bancarios en esas dependencias.
El nombramiento de un nuevo ministro de interior representa un paso adelante en materia de seguridad y la próxima conferencia sobre Libia que celebrará el Gobierno de Italia en Palermo los próximos 12 y 13 de noviembre “representa una ocasión para que los Estados miembros ofrezcan un apoyo tangible a la formación de las fuerzas de seguridad profesionales”.
La paradoja de un país rico en guerra
Otro de los aspectos que propulsa el conflicto en Libia es el económico. “Libia es rica”, señaló Salamé. El diplomático destacó que la producción petrolífera es 1,3 millones de barriles de petróleo al día, lo que proporcionó unos ingresos de más de 13.000 millones de dólares durante el primer semestre del año.
“Sin embargo, estas cifras ocultan la verdad; los libios se han empobrecido cada vez más, mientras que los delincuentes emplean la violencia para robar miles de millones de las arcas nacionales”, resaltó.
Pese a esta situación, una de las consecuencias que trajo la violencia de septiembre en Trípoli fue la introducción a posteriori de una serie de reformas económicas “para mejorar las condiciones de vida del pueblo libio y reducir las oportunidades de las milicias en la economía sumergida”.
Salamé también indicó que la conferencia de Palero podría servir para lograr establecer un sistema de redistribución de la riqueza nacional que favorezca a toda la población y no solamente a los millonarios sobrevenidos.
El 80% de libios quiere votar
El responsable de la UNSMIL señaló que, según una encuesta que recibió esta mañana, el 80% de los libios insiste en que se celebren elecciones pese a las resistencias por parte de la Cámara de Representantes “que no ha cumplido con sus responsabilidades”.
“Meses después de un compromiso vinculante de elaborar la legislación necesaria para celebrar un referéndum sobre una propuesta constitucional y las elecciones presidenciales y parlamentarias (previstas inicialmente para el 10 de diciembre), no se ha visto nada”.
Señaló que el pueblo libio quiere continuar avanzando en la Conferencia Nacional, un programa que forma parte del Plan de Acción de la ONU para Libia, que Salamé indicó que se celebrará durante las primeras semanas del año que viene, en vistas a un proceso electoral que debería celebrarse en la primavera de 2019.