México, creo en ti, por encima de todos los infortunios que a nuestra Patria agobian, porque somos muchísimos más que los ruines mexicanos, los que con nuestro trabajo diario hacemos fuerte y digno al país que nos vio nacer, labrando para él un porvenir mejor, donde cada conciudadano lo sienta, lo viva, lo comprenda y lo respete con indómito valor, con heroica constancia.
México, creo en ti, por tus muchas y variadas riquezas naturales; bosques, praderas y montañas; hermosas costas y extensísimos litorales; tierra de aguacate, maguey, amaranto, chía, calabaza, pitahaya, cacahuate, chipilín, achiote, cacao, guajolote, maíz, frijol, yuca, chile, zapote, vainilla, camote, escamoles, nopal, jícama, tejocote, chayote, jitomate, mamey y otros más.
México, creo en ti, tanto como lo expresó José María Velasco, pintor de los bellos paisajes, a cuyos cuadros añadía a la firma una palabra: “mexicano”. En tiempos de confusión, sorpresa, desaliento, desunión y enfrentamiento de mexicanos contra mexicanos, léase fuerte lo escrito en el frontispicio del Teatro Degollado, sito en GDL: “Que nunca llegue el rumor de la discordia”.
