Próximas las doce campanadas que darán vuelta al mundo, comenzará el jubiloso amanecer de un nuevo año, inspirados todos en fortificar la fe, esperanzados por alcanzar sueños, enlistando propósitos de renovación, animados en cumplir nuestras horas del 2025 y refrendar el compromiso de creer, crecer, confiar, esforzarse, aceptarse, motivarse y restaurarse.
Habrá que estar atento en 2025, no perder ni un momento, ni un día, ni un instante, que 2024 no es bastante, ha sido un buen intento. Quizá todo sea previsible, lo incierto y lo posible, pero la vida siempre inventa, porque la vida es irrepetible. Miremos la manera de mirarnos más, que todos miren que nos miramos y cuando no nos miren, nos miraremos una vez más.
Aprovechemos la oportunidad del inminente nuevo año 2025, con palma resistencia que soporte la fuerza huracanada de los vientos por venir, doblándonos sin rompernos, abriendo las frondas, respirando profundo, aquí y ahora, sin pena y sin miedo. Permítanme envolverles con los brazos abiertos, corazón emocionado y excelsos deseos para 2025, lectores míos.