No hay una noche de bohemia en que no se oiga Sentencia, infaltable joya en el repertorio del romanticismo nacional, imperecedera canción que tiene toda la tristeza sensual que llegó a caracterizar al bolero mexicano en la fascinante década de los cuarenta, letra del compositor, poeta e intérprete, oriundo de Piedras Negras, Coahuila, Pablo Valdés Hernández, 1913-1991.
“Te acordarás de mí toda la vida; te acordarás de mí, mientras yo viva; te acordarás de mí porque en la vida la sentencia de amor, la sentencia de amor nunca se olvida”, favorita del entonces Rector de la Universidad de Coahuila, don Felipe Sánchez de la Fuente, cantada por el “Químico” Gámiz y trovadores de la guitarra del inolvidable Trío del Mayab en Saltillo.
La vida de Pablo Valdés fue, toda, una canción de la nostalgia, también compositor de aquel bolero de “vengo a pedirte perdón para que vuelvas, si quieres mi vida, mi vida te doy, que más da que la gente nos diga, conozco a los dos”, tan afamado como Perfidia, Frenesí, Humanidad, Bésame mucho, Solamente una vez y Amor, amor, más otros de autores gloriosos.
