José Guadalupe Rocha Esparza
El café más importante de los años 50 en Guadalajara, aun dando servicio a fiel e innumerable clientela, es el “Madoka”, lleno de tradición y gratos recuerdos, fundado por don Faustino Trejo de la Rosa, regiomontano de origen, el 4 de mayo de 1959, que pronto se convirtió en lugar de reunión de intelectuales, republicanos españoles y exitosos agentes de ventas.
Ray Ruiz operaba la máquina “Carimalli” para obtener extracto de café por presión de vapor. Atento y observador, sabía al dedillo cómo le gustaba el café a cada uno de los habituales comensales: si de uno o dos palancazos. Además del buen café, el “Madoka” era reconocido entre la asidua concurrencia por el trato amable de Mago, Berthita, Alicia y María Luisa.
Por la noche, Tino Trejo empezó a ofrecer a los cinéfilos, bocadillos y tortas e instituyó la zona del dominó, sitio que ocupan por horas los amantes de ese juego sin más consumo que una taza de café, con mesas laterales para quienes observan las partidas, respetando la conocida ley no escrita: “los mirones son de palo”. En ese lugar a nadie carrerean; se les consiente.
