Vivimos el agobio de la calorina. Sufrimos temperaturas de bochorno que nos traen achantados, pesarosos, apendejados. Asfalto y hormigón cubren fértiles tierras, umbrías huertas, frondosas arboledas, generando islas u olas de calor en las manchas urbanas, detonando extremos del termómetro cada vez más frecuentes. La burbuja de aire caliente afecta nuestra salud.
Francisco Estrada Porrúa, del Instituto UNAM de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, advierte a todos los candidatos asumir el costo político en la dispersión territorial con una visión de sostenibilidad en el corto plazo, por la disminución de agua en ríos, lagos, presas, manantiales, pozos, norias y subterráneas en la agricultura, abastecimiento público e industria.
Don Raúl Soto, célebre alcalde de Parral, decía, sentenciaba, dictaminaba, aseguraba y juzgaba que no llueve cuando alguien no cumple su palabra; cuando alguien enuncia un despropósito; cuando alguien hace una indebida acción; cuando alguien maldice o miente o cuando alguien o no va a su Iglesia. No sabemos si sea cierto lo dicho. El caso es que no llueve.