“Quien asuma la Presidencia de México recibirá un cartucho de dinamita prendido” presagió Carlos Manuel Urzúa Macías, un talentoso hidrocálido, máster en matemáticas, doctor en economía, fallecido el 19 de febrero, renombrado académico, gobernante y opositor, social-demócrata, 20 años Investigador Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores y Catedrático.
Por 7 meses, primer secretario de Hacienda en el Gobierno de L. Obrador, renunciándole por la “inaceptable imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la hacienda pública, mucho menos saber de algoritmos, finanzas o modelos económicos”. Su último artículo como colaborador habitual de El Universal se refirió al desdén presidencial hacia el agua.
Señaló que “se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento, basadas en el voluntarismo del presidente, sujetas a la suerte o desastre como modelo económico”. Como legado queda el simulador fiscal, impuestos y transferencias en los Centros de Investigación Económica y Presupuestaria y de Alimentación y Desarrollo, respectivamente. Q.E.P.D.
