Día de fiesta solemne para toda la Nación es el 5 de mayo, motivo para izar a toda asta nuestra enseña patria y recordar la invasión del ejército de Napoleón III, encabezado por el Mariscal Forey, por el reclamo francés de empréstitos, pago de adeudos, intereses de bonos agiotistas, títulos de los propios conservadores y hasta documentos avalados por la Iglesia.
Benito Juárez organiza el Ejército de Oriente, con las guarniciones de Ulúa y Veracruz, la división de San Luis Potosí y la Guardia Nacional de Oaxaca, Puebla y Tlaxcala, al mando del General coahuilense Ignacio Zaragoza y General José López Uraga, quien enfrenta a los intervencionistas en los cerros de Loreto y Guadalupe, animoso, osado y valeroso en extremo.
Los combatientes mexicanos derrotaron al entonces ejército más poderoso de Europa, quienes hicieron una defensa férrea de la ciudad de Puebla en 1862, lo que postergó el avance de los invasores, acontecimiento que ha logrado acrecentar el nacionalismo mexicano allende la frontera norte, emulando la lucha por defender su libertad. “¡Viva la patria”! dijo Zaragoza.
