Un caso excepcional en el mundo de la tauromaquia fue Conchita Cintrón, Diosa Rubia del Toreo, nacida en Chile, criada en Perú, desarrollada en México, consolidada en España y enamorada de Portugal, rejoneadora por imposición, dado que la regla dorada en las plazas establecía que ninguna mujer debía pisar el ruedo. A los 16 años pisó el Toreo de Cuatro Caminos.

Alumna del rejoneador portugués Ruy de Cámara y amiga de grandes colegas como Armillita, Lorenzo Garza, Silverio Pérez, Alberto Balderas y José González López, apodado el Carnicerito, mismo que agonizó en brazos de Cintrón, regado en sangre, diciéndole: Conchita, me ha matado. Aquella muerte le reveló la trágica realidad dentro de la fiesta brava.

Conchita Cintrón se distinguió por la elegancia de sus verónicas, que tanto le alegraba ejecutarlas, audaz torera ante los animales de casta. En México participó en 211 corridas entre 1939 y 1943, matando a estoque 401 toros, alternando con Chucho Solórzano y luises, Procuna y Castro, El Soldado. El respetable siempre la apoyó con gritos y pañuelos. Murió el 17/02/2009.