Contrario al pensamiento engañoso que ofrecen los dogmas, grilletes invisibles de ciega obediencia, nuestra convicción vital es una actitud de apertura al cambio y el cuestionamiento permanentes, una cultura personal sustentada en el valor de la discusión, la hermandad con la ciencia, armonía social y la empatía ante el prójimo, un orgulloso liberal.
Una idea fuerza de ser liberal es defender lo propio, lo exclusivo, lo íntimo, lo individual, pero también lo común de las actividades de los seres humanos organizados en un contrato social, una sociedad abierta de inquebrantable fraternidad, estrecho vigilante de sus libertades ante aparatos opresores autocráticos, despóticos, populistas o autoritarios.
Ser liberal es tener conciencia y voluntad, contrapeso del lenguaje mítico que invoca algún bien social superior para acotar ideas e información. Ser liberal es deliberar y arribar a sus propias verdades, un sistema de razonamiento sin aceptar que nadie ni nada se imponga. Ni mesías, ni religiones, ni ideologías, ni etiquetas. México somos todos, no excluidos.