Diciembre cinco

MMXXIV. Cumplo 67 años. Damos vuelta a otra hoja del libro de mi vida. Gracias Señor por permitirme vivir un año más de pie, con sosiego en el espíritu y gratitud en el alma. Gracias por los días de sol; por las noches tranquilas; por aquellas sonrisas y manos amigas. Gracias por quienes este día recuerdan nuestro cumpleaños, fina cortesía con acento de cordialidad.

Gracias Señor por permitirme celebrar junto a mi madre este aniversario 67 de vida, acompañado de los amores que llenan mis más bellas esperanzas. Gracias Señor por esa fe para mirarte en todo y mantener el corazón alerta, el oído atento, la mente activa, siempre dispuesto a dar una sonrisa, un abrazo o una palabra de aliento a quienes debo gratitud por tanto y tantos.

Gracias Señor por consentir que vuelva a empezar otro año más de vida, continuar de andariego, perseguir los sueños, mantener la risa, extender las manos, celebrar la vida y retomar el vuelo para vivir, amar, aprender y dejar ese legado de un apasionado detallista que despertó entusiasmos, que arrancó sonrisas, que endulzó amores y que sirvió a su tiempo. ¡Salud!