Gratificante fin de semana, degustando la exótica yaka en nieve o helado, mientras escuchamos las campanas de San Blas, que “poseen una extraña y salvaje melodía, algo más que un nombre” como lo dijo el poeta Henry W. Longfellow, además de repasar la historia, desde aquél 1768 en que Fray Junípero Serra zarpó en “La Purísima” para colonizar las Californias.
Siguiendo la línea del tiempo, San Blas tuvo reconocimiento oficial por la Autoridad Virreinal en 1774; defendido heroicamente frente a ésta en 1811; punto de partida de la ruta Nao de China en 1813; Batallón de San Blas sale a combatir la invasión estadounidense en 1846; se formaliza la compra de las Islas Marías en 1905 y en 1917 es declarado municipio de Nayarit.
Recomendable por la sencillez de sus pescadores, bocas de esteros habitados de aves y cocodrilos, así como el Parque Nacional La Tovara, atracción natural impresionante por los manglares y casas flotantes de madera, no sin antes recorrer las tranquilas playas “El Borrego”, “Las Islitas” y la “Bahía de Matanchén”, otrora refugio de piratas y bucaneros.