Los traidores son mal vistos y los de alta traición, condenada su memoria. Aquella mañana del 11 de septiembre de 1973, los chilenos amanecieron con una noticia de felonía, cobardía y traición. En la Casona de Xicoténcatl igual primicia para los mexicanos el 11 de septiembre de 2024. Un felón de Boca del Río, igual que el bribón de Xalapa, van a prosternarse ante otro.
Falsía organizada, sin cordura ni sensatez. Primero, traición para consigo mismo al cruzarse de bando para estar en el rebaño del poder. Luego traición a la ciudadanía, sometiéndola a los impulsos de una voluntad caprichosa. Más adelante, traición a México, conjugando su pasado lleno de historia, de dolor y gloria, con la plebeya apoteosis de un solo hombre.
La ética decencia es el más alto título para ocupar un cargo público. Quien lo profana es execrable por ambición servil, censurable para los tránsfugas, zainos, delatores o judas. Después de que salía eyectado el cráneo de aquel íntegro chileno, no había nada que hacer. Comenzaba la dictadura. En México, alguien informará al jefe: Misión cumplida. Reforma aprobada.