Faro de la arquitectura, escultura, pintura y escritura dejó el plano terrenal a los 79 años, uno de los hombres más complejos, enteros y muy querido de la cultura en México, íntegro, generoso, hipnótico, sonriente, honorable artista, melómano de la música ranchera, estudioso de Luis Barragán, cuyas obras icónicas monumentales dan identidad a Guadalajara, Jalisco.
Es Fernando el artífice de las obras escultóricas de gran formato “Los Cubos”, Prados Vallarta; “Las Pistolas” y “El Triunfo de la Tierra”, Parques González Gallo y Metropolitano; “La Gran Puerta”, Jardines Alcalde; “La Hermana Agua”, Chapalita y “Plaza Federalismo” o “Monumento de la República”, colonia Moderna, más otras en la CDMX, España y Japón.
Oír al Doctor Honoris Causa de la UdeG, defensor del patrimonio, tan influyente como Mathías Goeritz, valía la pena. Edificante fue cuando dijo: “Fui una persona de vocaciones múltiples; lamento tener sólo una vida y no poder cumplirlas todas”. Nos queda honrar su legado, viviendo sus obras escultóricas, visitándolas, habitándolas y, sobre todo, preservándolas.
