En Guadalajara existen palabras irrepetibles que pueden generar confusión para otros mexicanos, expresiones que dan forma, identidad y esencia al tapatío, tales como ámola (vámonos), asquilín (hormiga), balde (cubeta), bien sabe cómo (modo de ser), bien mucho (demasiado), birote (bolillo), cura (divertido), chato (camión), chispear (llovizna), chucho (perro).
También chintrola (coraje), cuicos (policías), edá (verdad), echar lío (ligar), fajo (cinturón), Guanatos (Guadalajara), gusgueras (frituras), ira (mira o observa), jícara (vasija pequeña), melolengo (tarugo o torpe), morusas (migajas), morra (niña o novia), ocupo (necesito), ora (llamar la atención), ponte trucha (atención: abre los ojos), jocho (Hot-Dog, sic), lonche (torta).
Finalmente, los vocablos saaaaabe (cansancio o cuando un tema no queda claro), támaro (tránsito o policía vial), vuelto (cambio o morralla), mandilón (sumiso a una pareja). “No me ajusta (cuando el dinero no alcanza) y falta un buen para la quincena”. “¿Está chida esta madre? Pues cálale” (probar o intentar algo). “¿Vamos por unas chelas? ¡Cámara!” (sí o de acuerdo).