Steve Taylor y Kevin Dutton, psicólogos ingleses, afirman que en los centros de poder político abundan las personas narcisistas o psicópatas, utilizando el término patocracia para describir a esa gente trastornada que están al mando de países u organizaciones con poca o ninguna empatía por el sufrimiento o crueldad que provocan sus decisiones.
Estos líderes exitosos mandan de forma patriarcal y jerárquica, además de responder con belicosidad contra quienes no piensan igual, ya que su propia perturbación les ayuda a medrar. Aman los reflectores; su público los percibe carismáticos. Se expresan con naturalidad y emprenden aventuras arriesgadas. Nadan a contracorriente, inmunes al estrés.
Buscan su lugar en la historia con rebeldía y egocentrismo maquiavélico; de frialdad o insensibilidad ante víctimas colaterales. Los ciudadanos los perciben con autoridad; a los empáticos los consideran discretos o ineficientes. Gandhi escribió dos cartas a su “querido amigo Hitler”, suplicándole detener la guerra. El líder nazi nunca reflexionó ni contestó.