Los niños de mi época, mirábamos con asombro en los cines “Reforma” y “Rex” de Hidalgo del Parral, al actor más taquillero del cine nacional, dado que veíamos la magia de un luchador enmascarado, atlético y fornido, que irrumpía inusitadamente con su capa de plata y terciopelo rojo para correr a los malos, hacer justicia, defender a los buenos, arreglar entuertos y más.
Las 53 películas de uno de los íconos en la cultura mexicana del siglo XX no eran obras de arte, pero cómo divertían a mis coterráneos amigos verle enfrentar al “cerebro del mal”, a los “zombis”, a los villanos del ring, a los secuestradores o actuar en “Las mujeres del vampiro”, “Operación 1967” y “El tesoro de Moctezuma”, todo un ídolo “El Santo”, fallecido a los 66 años.
“El Enmascarado de Plata”, Campeón Nacional de Peso Medio, Welter, de Parejas y Semicompleto, un hidalguense carismático, amable, de bárbara popularidad, que vendía 900 mil revistas de fotomontajes por semana, siempre acompañado de catedralicias porras en sus 5 mil luchas, al grito de “San-to, San-to, San-to”, junto al “Rayo de Jalisco” o “Huracán Ramírez”