Mara y Chema, de 10 y 11 años, mostraron desde temprana edad ser niños prodigio, ambos con un coeficiente intelectual superior a los 130 puntos. Mara, apasionada del espacio y de la NASA, seguidora de la astronauta jalisciense Katya Echazarreta, ávida por investigar el granito de arena que somos ante el universo. Marcia Polanco, su mamá, siempre le acompaña.
Chema, apasionado del ajedrez y de las matemáticas, galardonado con áurea medalla en la República de Singapur, orgullo de Jalisco. Minerva Flores, su mamá, siempre a su lado. Los dos forman parte del CEPAC o Centro Educativo para Altas Capacidades, plantel que imparte clases en Guadalajara a 280 estudiantes. Finiquitan primaria y secundaria en 6 años.
Desde hace seis años es semillero de talentos, con nueve horas de clases desafiantes, especialmente en creatividad e innovación, merecedores de más de 100 medallas en competiciones internacionales más otras 750 en distintos concursos. Las y los estudiantes de este lugar ya leían desde los tres años, de memoria eidética, como lo fue Guillermo Tovar de Teresa.
