Todos actuamos, nos comportamos distinto según el lugar y las circunstancias; no hablamos igual ante un superior jerárquico que en casa. Todos queremos persuadir, convencer, seducir para lograr algún objetivo, meta o deseo que se anhela conquistar. Ahora está en boga que políticos consigan votos, mostrando su mejor versión, el papel principal del show.
Los políticos actúan comprometidos con una ideología y de pronto olvidan o cambian de bando para mantenerse activos. En el lenguaje corporal, todo lo que es exagerado es mentira. Cuando hay demasiada gesticulación o intentos por ser creíbles, éstos se asocian al engaño. Quien dice la verdad no necesita esforzarse tanto para que le crean; hechos son amores, dicen.
Quien actúa en política, tiene que ilusionar, divertir, fantasear o aparentar una imagen sólida y creíble para que su mensaje llegue; un actor con aplomo, carisma, seguridad; verse relajado, cómodo, de auténtica sonrisa. El período de actuación o show ha comenzado Veremos quién puede sostener al personaje principal o verse en papel secundario o relegado.