De la mano de Honorato de Balzac, se desprende la pluma infatigable del genial novelista galo en 137 obras, realista narrador del mundo bullante de París, que hace desfilar por páginas inmortales virtudes, pasiones, anhelos, crímenes, triunfos y fracasos, una humanidad compleja que sufre y ríe, de observaciones frías, agudas, acertadas, desnudas y desvergonzadas.
Decía que el político, cargante o sublime, absorbente y dominante, no debe quejarse nunca de una traición, por su manía de coleccionar objetos bellos, como oposición a la política, que colecciona secretamente las más atroces acciones, sin piedad ni consideración, sin corazón ni un amigo, ajeno a los sentimientos sin inquietarse, que olvida ciegamente los servicios de ayer.