Tácito, Cayo Cornelio, notabilísimo historiador, distinguido abogado, orador célebre, cuestor con Vespasiano y edil con Tito, escribió varias obras, modelo de elocuencia, de austeridad moral e independencia de criterio. Censuró con raro valor civil, el despotismo, la cobardía de los cortesanos, la grosería de la multitud, con exquisita sensibilidad y grandeza de alma.
Dice que el Príncipe, para gobernar bien, debe tenerse por tutor y no señor de sus vasallos, pensando que ha de dar cuenta de su administración; para dar oficios públicos, debe considerar la vida, hechos y servicios de cada uno, más que su nombre; sus palabras en cartas y provisiones públicas han de ser pocas y sustanciales, evitándose diferentes interpretaciones.
Recomienda que los príncipes, aun en las cosas particulares de su casa, deben vivir como si todo el mundo los viese, porque ninguna de sus obras, por más secretas que les parezcan, se pueden encubrir; han de pensar muy bien lo que dicen. Señala que cada príncipe ha de vivir con fe, con amor, con respeto y reverencia, esquivando el aborrecimiento del vulgo.