Séneca, estoico filósofo, dejó el resplandor de su genio en Dante, Goethe, Quevedo, Saavedra, Montaigne, entre otros. Su influencia ha sido inmensa. Nerón lo condenó a muerte, suicidándose en Roma, el año 65. Del edificio espléndido que construyera, encontramos temas sobre fraternidad humana, igualdad, generosidad, internacionalismo e interdependencia social.
Decía que es propio del hombre sabio vivir familiarmente con los criados, que también son hombres, comensales, amigos humildes y compañeros, dado que la naturaleza nos hizo hermanos a todos, inspirándonos mutuo amor, así como darse a otros con voluntad, sin poner dudas ni dilaciones, porque el que duda está muy próximo del que niega. Ser altivo es vileza.
Lucio Anneo Séneca miraba todas las tierras como si fuesen propias y de todos; vivía como quien sabe que nació para los otros; agradecía a la naturaleza ser de todos y que todos fuesen para él, dejando cicatrices honrosas, sin confundir lo divino y lo humano, donde el suelo patrio del hombre sea cualquier paraje espacioso o habitado en que el aire sople.
