Epicteto, esclavo de Espafrodito, ejerció la fuerza de su alma y sus virtudes estoicas. Enseñó filosofía, más con su ejemplo, que con sus palabras. Análogo a Séneca, cristiano oculto, sabio de los escritos cristianos y de la doctrina estoica. Arriano, su discípulo, recogió sus enseñanzas en las “Diatribas” y “Homilías”. Repasemos algunas de sus grandes “Máximas”.
Las pasiones no sometidas, los apetitos insanos, las codicias, las avaricias, las envidias y demás desenfrenos, nos someten a tantos y tan crueles, que sólo la muerte puede librarnos de su yugo. La pereza, la pusilanimidad, la cobardía, la impudicia, la lujuria, llevan en sí el mal augurio: evítalos. Así como existe un arte de bien hablar, existe también el arte de bien escuchar.
Igual que los centinelas, pide el santo y seña a cuantos se relacionen contigo, con objeto de que jamás te veas sorprendido. Tonel agujerado es la persona a quien confías un secreto. La amistad es atributo del sabio. Sólo el que ama lo honrado y lo decente es capaz de amar con verdad. Procura no deshonrar cargo alguno, ni el título de joven, viejo, padre o hijo.