Gabriel Boric Font, joven presidente de Chile, egresado de Derecho, impulsó un plebiscito, mecanismo de participación ciudadana, instrumento de consulta directa, para que los votantes decidieran aprobar o no el texto de una nueva Constitución, que comprometería el destino nacional de Chile una vez obtenido el expreso consentimiento de 13 millones de ciudadanos.
Los chilenos acudieron en tropel a las urnas y, de manera contundente, rechazaron 61.9 contra 38.1 por ciento la propuesta redactada por la izquierda, radical para unos, identitaria o progresista para otros, optando por conservar la vigente, misma que ha permitido un estado de Derecho, alternancia en el poder, división de poderes, estabilidad y prosperidad.
Boric, de 36 años, respondió como demócrata, recibió con humildad el mensaje, reconoció de inmediato la derrota, convocó al diálogo, promovió la unidad y anunció que construirá junto con las instituciones republicanas y sociedad civil un nuevo itinerario constituyente con lo aprendido del proceso. Toca a los mexicanos voltear a ver lo que pasó en el cívico Chile.