Julio 16, fiesta de la Virgen del Carmen, nuestra Señora del Carmen, Santa María del Monte Carmelo o Estrella del Mar, y mis amigas que se llaman con ese hermoso nombre de Carmen o Maricarmen evocan aromas de viña y de jardín, día propio para expresarles mis más vivas congratulaciones por su onomástico, mujeres de canto y luz, amorosos poemas, edén de Dios.
Recuerdo aquellos años, donde todos los años acaban por ser aquellos, las muchachas de Chihuahua pedían un milagro, casi siempre de amor, supongo, y prometían que si obraba aquel prodigio vestirían por un mes, por seis meses, por un año, el hábito del Carmelo. En todas partes se veía el piadoso atavío, callada acción de gracias, con el escapulario color café.
Señora Carmela, nuestra Señora del Carmen es virgen, es madre y es mujer. En ella viven, por tanto, tres amores. Que con ellos nos cubra, igual que con mis amigas, el don de su amistad, la gracia de su protección, la virtud de sus mensajes y el honor de tenerles siempre en nuestra vida. Ni lejanía, años o circunstancias hacen mella en la amistad que les profeso.
