De vez en cuando se aparece en alguna casa el fantasma de la Señora Nonó. El nombre no deriva de Asunción o Anunciación. Proviene del hábito de alguna dama que en vida dijo a todo “NO”. ¡Qué bonito día! “NO” ¡Eres una mujer hermosa y digna de ser amada! “NO” ¡Afortunado soy de tenerte en mi vida! “NO” ¡Gracias por perdonarme! “NO”, “Nunca olvido lo ocurrido”.
¡Vamos a dar un paseo en bicicleta! “NO”. Toñoñona sí tuvo 9 hijos… “NO”. De ahí lo de Nonó. Jamás casó. Y se explica. No hubo galán que le propusiera matrimonio, por temor a la respuesta. Se hizo vieja diciendo a todo: “NO”. Cuando enfermó le preguntaron si quería que le trajeran un médico. Ya sabemos lo que respondió. Murió con el “NO” y “no” en la boca.
Supongo que la invitaron a entrar en el Cielo -o en los otros lugares- y respondió lo mismo. Ahora vaga sola por los aposentos de algunas casas, repitiendo no puedo, no hay, imposible, nunca, jamás. Cuando la ven, la gente no le dice nada; por defecto, la ignoran por ese sentimiento negativo que transmite, siempre de emociones desagradables ¿Para qué preguntar?